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Dirigentes comunistas romanos, envueltos en irregularidades administrativas

Juan Arias

Renato Nicolini, llamado el concejal más famoso de Europa, el joven arquitecto comunista, el romano más popular en los últimos siete años -autor de los famosos Veranos romanos-, acaba de recibir una comunicación judicial por hipotéticas irregularidades administrativas. La medida afecta igualmente al alcalde comunista Ugo Vetere y al concejal encargado de la circulación, Bernardo Rossi.Nicolini ha solicitado personalmente a los jueces que aclaren su situación. La comunicación judicial en Italia no significa una condena, es sólo un aviso a un ciudadano que ha sido acusado por alguien de determinada irregularidad penal.

En esta ocasión, la acusación contra Nicolini ha sido formulada por un grupo de políticos democristianos asesores del Ayuntamiento. La población comenta que es sólo envidia y un acto de precampaña electoral, ya que en junio más de 10 millones de italianos acudirán a las urnas en las elecciones administrativas.

En realidad, Nicolini, el comunista más votado en las últimas elecciones en Roma, a sus 40 años es un personaje internacional. Ha sido consultado por el ministro francés Jacques Lang y últimamente hasta por el mismo Juan Pablo II, pidiéndole ideas para organizar actos en Roma con motivo del Año Santo. Ha sido desde 1976 el concejal responsable de la cultura en Roma.

Nicolini acuñó la fórmula lo efímero es cultura. Es autor de todas las iniciativas culturales de los romanos, hasta el punto de que en verano mucha gente se queda en Roma para no perderse las fiestas organizadas en plazas y parques por el genial Nicolini.

Su última idea fue celebrar la Nochevieja bajo el túnel del Traforo, en el centro de Roma. Fue un éxito. Asistieron más de 15.000 personas y hubo un baile inmenso. Como resultado práctico, además de la alegría, resultó la Nochevieja, en la que en Roma hubo menos robos y menos actos de violencia. Se ha escrito que, gracias a Nicolini en los veranos romanos de hoy día nadie se siente solitario y hasta. una jovencita sola puede pasear a las tres de la madrugada por Roma sin peligro.

Por tales motivos, es difícil que la gente pueda creer que Nicolinil sea culpable. "Le votaremos", decía una viejecita, "aunque le metan en la cárcel. Todo es envidia".

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