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RELIGIÓN

Hoy comienza el Año Santo extraordinario destinado a preparar el jubileo del año 2000

Juan Arias

El Año Santo extraordinario de la redención, proclamado por el papa Juan Pablo II, se abrirá hoy solemnemente en la basílica de San Pedro a una hora muy española: las cinco en punto de la tarde. Este Año Santo, que durará trece meses, es decir, desde hoy hasta el 21 de abril de 1984, para poder celebrar en él, por primera vez, dos pascuas de Resurrección, fue decidido por el papa Woityla inesperadamente, sin haber consultado siquiera a los cardenales. El motivo ha sido celebrar el 1.950 aniversario de la Redención, es decir, de la muerte de Jesucristo.

El sentido de este Año Santo es el de llamar la atención de la humanidad, sobre todo de los creyentes católicos, hacia la "conversión". Y sobre todo, cosa que se les ha escapado a muchos comentadores, el preparar ya desde ahora el gran jubileo del año 2.000. Lo dijo el mismo Juan Pablo II en el primer discurso con el que anunció este Año Santo.Según el Papa eslavo el año 2.000 tendrá que ser una fecha muy especial para el mundo y sobre todo para la Iglesia. Piensa el Papa que los católicos deberán prepararse a esa fecha con tiempo y con un espíritu de con versión interior ya que, según ha indicado numerosas veces, el mundo vive en una crisis profunda de valores, en un atolladero del que sólo podrá salir o con una hecatombe atómica o con una nueva explosión de fe cristiana.

Por eso este nuevo Año Santo, que no debía haberse celebrado hasta el 2.000 ya que el último tuvo lugar bajo Pablo VI en 1975, será como el primer jalón en la celebración del gran Año Santo del segundo milenio cristiano de la Historia. Ya que como ha escrito la revista Familia Cristiana para Juan Pablo II "es siempre Año Santo".

Mil facetas

En Roma todo está ya preparado para este nuevo acontecimiento que tiene mil facetas. Mientras los no creyentes protestan por las incomodidades que dichas ceremonias acarrearan sobre todo por lo que se refiere al tráfico de la ciudad, de todo el mundo han llegado ya cientos de miles de peregrinos para asistir esta tarde a la gran ceremonia. Y por calles y plazas se pueden ya comprar mil objetos entre los que destacan desde la sonrisa de Juan Pablo II a la cúpula de San Pedro y a las fachadas de las famosas basílicas romanas. Se ven impresos en todo género de objetos: camisetas, vasos, lapiceros, lámparas, corbatas, sombreros. De todo. Las imágenes de¡ Papa Wojtyla, "viajero del mundo" se pueden comprar en oro, en cera, en plástico y en metal y en todos los tamaños. También tridimensional. Y el Vaticano ha anunciado que se venderá un disco con "los sonidos de San Pedro". Se tratará de las voces y sonidos recogidos durante las ceremonias más importantes celebradas en San Pedro.

Martillo abollado

Y por lo que se refiere al acto, siempre lleno de sugestión, de la apertura de la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, este año, a pesar de que será transmitida por Mundovisión y se calcula que la verán más de setecientos millones de personas, el momento de derribar la puerta de ladrillos que se levanta después de cada Año Santo no tendrá lugar. Por un motivo muy sencillo. Porque el Papa ha dado orden de que se derribe antes. Por tanto los tres golpes que el Papa daba siempre en la puerta de bronce con el martillo, de empuñadura de marfil y cabeza de oro, para que los albañiles que estaban detrás de la puerta echaran abajo el muro de ladrillos y cal esta vez serán sólo simbólicos. De este modo Juan Pablo II no tendrá que preocuparse de que sus golpes se oigan desde la otra parte. Como le acaeció por ejemplo a Pío XI. Le habían dicho que tenía que pegar fuerte para que oyeran los golpes desde la otra parte los albañiles. Y lo hizo con tal fuerza que el martillo se le abolló.Y será precisamente con este mismo martillo abollado de 34. centímetros, hecho de metales preciosos, usado por Pío XI en el Año Santo de 1925 y en el extraordinario de 1933 con el que Juan Pablo II dará hoy a las cinco de la tarde los tres golpes rituales pidiendo que se abra la Puerta Santa.

Y junto a esta novedad habrá otra también simbólica. Durante la procesión del Papa desde una capilla detrás del Vaticano hasta la Basílica de San Pedro, diez hombres, a turno, llevarán en procesión una gran cruz de madera de cuatro metros extendida. Al parecer se trata de una costumbre religiosa polaca. Con esta cruz el Papa Wojtyla ha querido darle un simbolismo, aún más penitencial si cabe, a su Año Santo Extraordinario de la Redención.

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