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Las negociaciones de la OPEP atrajeron el interés de los inversores norteamericanos

El centro de la actualidad económico-financiera mundial lo han constituído las reuniones de los países miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) en Londres.El interés en lograr un acuerdo en este sentido estriba en la evidencia de que una rebaja sustancial en el precio de los productos petrolíferos presenta un importante impacto inicial sobre el coste de los procesos de industrialización de los países menos desarrollados, y termina representando una considerable ventaja.

Pero también significa el derrumbamiento financiero de los países productores de petróleo, que a partir de la subida en flecha del precio de los crudos, al inicio de la década de los setenta, habían entrado en el área del consumo de productos elaborados y de medios tecnológicos, utilizando para conseguirlos la financiación internacional que prestaban los países consumidores desarrollados. De poco ha de servir, por tanto, que la producción de crudos resulte más barata para las naciones industrializadas, si ello lleva aparejada la desaparición de un sector importante de su clientela de productos elaborados, y además pone en peligro la devolución de unos cuantiosos préstamos que se habían concedido al calor de la prosperidad que prometían los países productores de petróleo.

Precisamente este factor es el que puede terminar resultando más grave para los países de Occidente, la bancarrota de los productores de crudo podría originar un crack colectivo irreversible. Tanto más cuanto que algunos de estos países se encuentran en situaciones económicas muy comprometidas, aun antes de que haya comenzado esa guerra de precios que los reunidos en Londres pretenden evitar.

Las Bolsas norteamericanas de valores industriales han tenido, a lo largo de la semana, y hasta en el curso de una misma sesión, reacciones contrapuestas al alza o a la baja, según el cariz de las noticias que llegaban de la capital britán"ica: el Dow Jones, el índice de los principales valores industriales cotizados en Wall Street, osciló entre los 1.141 y los 1.116 puntos, en función de las probabilidades de que llegasen a un acuerdo los representantes de la OPEP.

Las últimas impresiones, en el fin de semana, daban un escaso margen al optimismo: logrado un acuerdo, de principio en cuanto a la rebaja de cinco dólares el precio base del barril, el caballo de batalla es ahora la cuestión de los recortes en las cuotas de producción que los distintos miembros de la organización se muestran dispuestos a consentir. Atendiendo a esta situación el Dow Jones se situaba en los niveles más bajos de la banda de fluctuaciones semanales.

El asesor económico de la Salomon Brothers, Enry Kaufman, cuya opinión siempre cuenta, vino a disipar las escasas reservas de optimismo, cuando manifestó que, al margen de un eventual acuerdo en las reuniones de Londres, el precio del barril tiene que llegar a situarse entre veinte y veinticinco dólares antes de que termine el año 1983.

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