Un presupuesto de transición

El presupuesto del ayuntamiento madrileño fue calificado ayer por su concejal de Hacienda, Jesús Leguina, como de transición. Será el último que se realice tomando como principal fuente de ingresos el Fondo Nacional de Cooperación Municipal.El resto de los ingresos se ha elevado muy poco o incluso está previsto que disminuya. La razón no está en una disminución de la presión fiscal (distintos impuestos fueron incrementados el pasado mes de septiembre) sino en el ajuste de las previsiones a la realidad de lo que se cobra, con objeto de no crear expectativas que al final se conviertan en déficit. Así, los impuestos directos permitirán recaudar este año 17.275 millones, lo que supone una reducción de 2.300 millones sobre lo previsto el pasado año. Los impuestos indirectos (3.401 millones) suponen un aumento del 5,9% sobre los consignados en 1982 y los ingresos por tasas (11.896 millones), una reducción del 26,5%.

Frente a estos ingresos, el proyecto intenta contener los gastos corrientes de las delegaciones, que se ven incrementados en sólo 3.200 millones de pesetas. Delegaciones como Seguridad y Policía Municipal llegan a reducir sus disponibilidades a menos de la mitad, gracias a una reducción espectacular de los gastos de la grúa.

Con datos en la mano, los responsables de gobierno municipal se preparan para afirmar en la próxima campaña electoral que el equipo que gane las elecciones tendrá una situación saneada. La carga financiera este año, último del mandato, se eleva a 7.260 millones (4.8 10 en concepto de pago de intereses y 2.450 para amortizaciones). Esta cantidad representa sólo el 10,84% del total.

Esta situación permitirá al ayuntamiento aumentar su capacidad inversora y ya se habla de aprobar, aún antes de las elecciones, un presupuesto extraordinario de inversiones, con cargo a la financiación externa, que se situaría en torno a los 4.000 millones de pesetas.