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La Prensa sensacionalista británica sufre una seria derrota al aceptar 'The Sun' las condiciones del palacio de Buckingham

Soledad Gallego-Díaz

El diario sensacionalista The Sun ha tenido que rendirse con armas y bagajes ante el palacio de Buckingham. No sólo suspenderá la publicación de las revelaciones de un antiguo empleado de palacio, sino que además donará a una sociedad benéfica las 4.000 libras (unas 800.000 pesetas) que se había comprometido a pagar al empleado infiel.

Las relaciones entre la familia real británica y la Prensa sensacionalista de este país, una de las más agresivas del mundo, se han ido deteriorando peligrosamente desde que el príncipe de Gales anunció su compromiso con lady Diana Spencer. A partir de ese momento, los herederos de la corona se han visto sometidos a un asedio continuo. Lady Di, esposa del príncipe Carlos, ha sido uno de los objetivos favoritos de la Prensa amarilla, que un día sí y otro también publica las más extravagantes historias: "Lady Di padece anorexia nerviosa", "Un psiquiatra, fulano de tal, cree que lady Di no podrá soportar la tensión nerviosa"... El palacio de Buckingham no puede desmentir continuamente las informaciones falsas, pero, a veces, los portavoces de la familia real explotan de indignación.La propia princesa de Gales ha reaccionado violentamente ante los ataques. Hace unas semanas, por ejemplo, fue con su marido a esquiar a Liechtenstein, perseguida por una nube de periodistas y fotógrafos.

Lady Di decidió castigar a los osados y, ante varias decenas de fotógrafos se disponían a disparar sus cámaras, se tapó tranquilamente la cara con las manos.

En este ambiente, el palacio de Buckingham debió frotarse las manos cuando The Sun inició una serie de reportajes sobre las interioridades de la residencia real, basados en las declaraciones de un joven de veinte años, Kieran Kenny, que trabajó durante dos años como empleado en las cocinas de palacio. El primer reportaje se titulaba "La irrupción de la reina Koo en palacio" -Koo es una joven ex actriz de cine porno, amiga del principe Andrés-, y contaba con cómo el hermano del príncipe Carlos aprovecha las ausencias de su madre para llevar a palacio a su amiga.

Ansiada oportunidad

Los consejeros de la familia real se frotaron las manos, decíamos, porque The Sun se habia colocado claramente en una situación ilegal. Todos los empleados de la casa real firman antes de iniciar su trabajo un documento por el que se comprometen a no revelar ningún detalle de la vida de palacio ni durante ni después de abandonar su empleo, y ningún periódico tiene derecho a facilitar los medios para que un empleado infiel vulnere ese compromiso.Los consejeros reales tenían una ocasión de oro para contraatacar y no la desperdiciaron. La reina, en cuanto tal, no tiene derecho a plantear una demanda ante un tribunal, porque teóricamente los tribunales son suyos, pero ya existía un precedente: en 1849, el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, quiso impedir que un diario publicara los dibujos que él mismo y su esposa habían hecho de sus hijos, y pidió al lord canciller que actuara.

En este caso, el procedimiento ha sido el mismo: el responsable de las finanzas de palacio acudió a un tribunal y obtuvo una orden provisional para obligar al The Sun a interrumpir la serie. El segundo capítulo, que ya estaba anunciado, trataba de lady Di.

The Sun, con 800.000 ejemplares, es uno de los principales responsables del acoso periodístico a la familia real.

Su director se ha negado repetidas veces a acudir a reuniones con los portavoces de Buckingham Palace para moderar la campaña. Sus primeras planas durante la guerra de las Malvinas fueron también un ejemplo de agresividad. El día en que se conoció el hundimiento del buque argentino General Belgrano, y cuando se creía que el número de muertos superaría los trecientos, The Sun tituló a cinco columnas "¡Les cogimos¡".

Esta primera plana provocó la reacción de otros periódicos: "The Sun" -escribió The Daily Mirror- "es la prostituta de Fleet Street" (Fleet St. es la calle londinense en la que se concentran la mayor parte de los periódicos de la capital).

Los abogados del periódico antes de que el tribunal se pronunciara, pidieron una tregua a palacio. Los consejeros de la familia real fueron implacables: The Sun se comprometería a no publicar nunca los reportajes, donaría a una sociedad benéfica (la Newspaper Press Fund) las 4.000 libras que se había comprometido a pagar a Kenny y demostraría "su pesar" por lo ocurrido. En cuanto al empleado infiel, su castigo fue más liviano: tuvo que envíar a la misma fundación benéfica las cien libras (20.000 pesetas) que había recibido como adelanto.

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