La guerra en el Sahara puede prolongarse, a pesar de haber entrado en una fase diplomática
En vísperas de la cumbre de los no alineados, con la perspectiva de una recuperación lenta de la Organización para la Unidad Africana (OUA) ir bajo la influencia de una probable normalización de las relaciones argelino-marroquíes, la guerra del Sahara occidental ha pasado a una intensa fase de concertación diplomática, sin que pueda descartarse una reactivación de las operaciones militares.
En ese contexto, el Frente Polisario acaba, muy significadamente, de advertir indirectamente a Argelia que otro de sus aliados sólidos se llama la Yamahiria Libia. A pesar de las presiones hechas por el coronel Gadafi. sobre los saharauis, con anterioridad a la primera y fracasada cumbre de la OUA, al año pasado, la baza libia sigue pesando en la balanza de la estrategia de los dirigentes saharauis.A raíz de la entrevista entre Chadli y el rey Hassan II se han producido dos elementos políticos significativos dignos de ser analizados. El presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, ha elevado su voz para reafirmar la validez del frente revolucionario argelino-saharaui-libio, y Argelia, para desmentir los rumores acerca de un desenganche hacia el Polisario, ha mostrado, a través de la presencia de una parte importante de la elite del régimen (cinco ministros, dos representantes del Ministerio de Defensa y un consejero personal de Chadli) a una recepción dada por los saharauis en Argel, el martes pasado, que sigue sosteniendo a la RASD, igual que lo ha venido haciendo hasta ahora.
Si los dirigentes argelinos han querido desarmar las especulaciones en tomo a un arreglo político de la guerra del Sahara entre Argel y Rabat, el Polisario ha ido más lejos. No obstante afirmar que "tienen toda la confianza en el revolucionario Chadli" y acusar a Estados Unidos de manejar, en la sombra, los hilos de la nueva trama política del Magreb, el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, ha situado el contexto diplomático en estrecha dependencia "del reforzamiento del frente progresista formado por la RASD, Argelia y Libia".
Las referencias a la Yamahiria indican hasta dónde va el límite de las concesiones tácticas que podría efectuar el frente saharaui, en medio de un contexto marcado por intensas consultas entre países árabes para facilitar la reconstitución del gran Magreb en que sueñan los pueblos de Argelia y Marruecos.En torno al problema del Sahara hay que colocar, asimismo, la existencia de un grupo de presión en Argelia, contrario a una normalización con Marruecos si ésta debe pasar por el sacrificio de los saharauis. Hasta ahora (el comunicado oficial de Argelia sobre la entrevista Chadli-Hassan es muy explícito) no existe sobre el papel ningún indicio que permita sustentar la tesis de una negociación entre Argel y Rabat a espaldas de los saharauis. Por el contrario, se está abriendo camino el supuesto de una reactivación de la fase militar del conflicto en el caso en que no se definan con precisión los límites del entendimiento, susceptible de ser aprobado por el Gobierno de Rabat.
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