El hasta ahora presunto asesino de 'Los Galindos' murió violentamente, como las otras víctimas
Heriberto Asensio, juez de Marchena encargado del sumario de Los Galindos, finca sevillana en la que aparecieron cinco personas muertas a finales de julio de 1975, confirmó que, por lo que hasta ahora se sabe de las exhumaciones de los cinco cadáveres hechas recientemente, parece descartase que el tractorista José González Jiménez, considerado durante años por la Guardia Civil y la policía sevillana como el presunto asesino de los otros cuatro, muriese autoprendiéndose fuego en lo alto de un pajar o al sufrir un accidente mientras incineraba a su esposa, según la versión policial. De esta importante revelación se desprende que González murió violentamente, al igual que las otras cuatro víctimas.
Esta confirmación da un vuelco total a uno de los casos judiciales sin aclarar más espectaculares de los últimos tiempos, ya que supone, en contra de lo que se ha creido hasta ahora, que los asesinos (fueron al menos dos) están aún por detener. Esta circunstancia no supone automáticamente (no está concluida la importante línea de investigación ahora iniciada) que González no hubiera podido participar de alguna forma en los hechos, como tampoco los otros cuatro fallecidos, aunque parece ciertamente improbable que lo hiciera.Supone también que las investigaciones parten ahora prácticamente de cero, aunque en ningún momento -y especialmente desde que tomara posesión del juzgado de Marchena Heriberto Asensio- se dejaron de hacer diligencias ni de someter a una discreta vigilancia a determinadas personas. Los resultados de las exhumaciones pueden permitir ahora dirigir las pesquisas en otras direcciones y hacia otras personas concretas. La noticia ha causado una viva impresión en Paradas, según los testimonios telefónicos recogidos por este periódico entre numerosos vecinos. La familia de González (padres y seis hermanos con hijos) han sufrido durante estos años todo tipo de vejaciones en el pueblo.
Los hechos tuvieron lugar el 22 de julio de 1975 cuando un bracero del cortijo encontró muertos en el caserío del cortijo y sus alrededores a la esposa del capataz, Juana Martín, a los tractoristas Ramón Parrilla y José González y a la esposa de éste, Asunción Peralta. Juana tenía el cráneo hundido y la cara destrozada, Parrilla había muerto a tiros y el matrimonio fue encontrado completamente calcinado en el alto de un pajar. Tres días más tarde apareció (igualmente con la cabeza destrozada por una herramienta, la misma que dio muerte a su esposa) el capataz (le la finca, Manuel Zapata. La autopsia indicaba que había sido el primero en morir.
Lagunas en la investigación
Tanto la Guardia Civil encargada del caso como los funcionarios de la policía de Sevilla que lo heredaron coincidieron en su informe oficial en que José González había dado muerte a los otros cuatro (incluida su esposa, a la que había acudido a buscar al pueblo de Paradas, donde residían, a vinos dos kilómetros del cortijo) y luego se había suicidado autoprendiéndose o había sufrido un accidente mientras incineraba a su mujer. Las lagunas indujeron a los diferentes jueces que se hicieron cargo del sumario a no cerrar nunca el caso.El juez Heriberto Asensio, que confirmó lo adelantado en la madrugada del pasado sábado a la cadena de emisoras de radio Ser en su nuevo programa Impactos que se emite desde Sevilla bajo la dirección de José Fernández, declaró que "puede descartarse que José González muriese carbonizado como se ha señalado hasta ahora", y no quiso precisar la causa exacta de la muerte. "La investigación está en marcha. Por un lado continúan los estudios y análisis en el Instituto de Anatomía de Sevilla, y, por otro, las diligencias policiales que se siguen practicando sin interrupción. No puedo añadir nada más. Todo está bajo el secreto del sumario y el primero que debe de guardarlo, como juez, soy yo. Si he señalado lo anterior, lo he hecho porque he considerado que la justicia estaba obligada moralmente con la familia de González", informó Asensio. "Espero que entienda que no puedo decir absolutamente nada más"
Esta revelación fue posible gracias a la exhumación de los cinco cadáveres ordenada por el juez a finales del pasado mes de enero y realizada por el catedrático de Medicina Legal de Sevilla, doctor Luis Frontela (véanse nuestras ediciones del pasado 20 de febrero) en el cementerio de la localidad, a unos dos kilómetros y medio del cortijo, donde están enterrados los cadáveres.
Los resultados de las exhumaciones que realiza con su equipo el doctor Frontela, tardarán en concluirse no obstante, unas tres semanas y hasta entonces no se conocerán detalles más concretos. Las contadas personas que tienen acceso a los datos guardan un mutismo absoluto.
Aunque por el momento no se ha permitido establecer si, al igual que su esposo, Asunción Peralta había muerto antes de quedar carbonizada en el pajar, ésta se halla descartada de plano como posible autora de los crímenes por cuanto que a las 15.15 horas del citado 22 de julio de 1975, cuando fue recogida por su marido en Paradas, las otras tres personas habían muerto ya.
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