_
_
_
_

Más de dos millones de ejecuciones sumarias en los últimos 15 años

Durante los últimos quince años, el número de ejecuciones sumarias conocidas sobrepasa los dos millones de personas, según el jurista keniata S. Amos Wako, quien en su informe a la comisión de Derechos Humanos de la ONU asegura que tales prácticas "han existido en todos los sistemas sociales, económicos e ideológicos", y que sus estimaciones son "moderadas".

Después de poner en evidencia cómo las víctimas de tales abusos y atropellos no tienen ninguna posibilidad legal de recurrir, de cómo los procesos, cuando los hay, adolecen de las más mínimas garantías de defensa, Amos Wako se detiene a examinar detalladamente la situación en treinta y nueve países."El fenómeno de las ejecuciones sumarias o arbitrarias", dice, "es más frecuente en aquellas regiones en que existen disturbios internos. En algunos países el conflicto tiene lugar entre las fuerzas del Gobierno y otros grupos con ideologías o creencias políticas diferentes. En estos u otros países se han declarado estados de emergencia con suspensión de todas las garantías constitucionales de los derechos humanos. Se ha procedido a ejecuciones después de un cambio violento de Gobierno como resultado de guerras, conflictos, revoluciones o golpes de Estado o a raíz de intentos de cambiar el Gobierno o incluso tras un intento frustrado de cambiar el Gobierno por medios constitucionales".

El factor común de esas víctimas (ricos y pobres, campesinos, trabajadores urbanos, profesionales, grupos religiosos y minorías o mayorías étnicas) es que se oponían o se consideraban contrarios a los detentadores del poder político o económico en un determinado Estado o Gobierno."

Los dirigentes de los grupos de oposición, y en particular los líderes sindicales o los jefes de algún partido político son las víctima principales de la represión y la violencia, afirma Amos Wako. En particular "durante los acontecimientos como manifestaciones, huelgas y otras formas de protesta".

Uso de la fuerza

"Cuando en un país los organismos de represión comienzan a utilizar la fuerza en forma desproporcionada al logro de los objetivos legítimos", añade Amos Wako."Se procede a detenciones en masa y se mantiene a las personas en prisión incomunicadas durante semanas o meses, se denuncian torturas, se hacen advertencias o se presentan ultimatos a los grupos de oposición y la libertad de expresión se limita, se informa de desapariciones y la independencia, de los tribunales se socava, son éstos algunos de los indicios de que si las ejecuciones sumarias o arbitrarias no han tenido ya lugar, podrían comenzar si no se pone fin a la situación", agrega el informe presentado ante la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

El informe pone en evidencia también la escasa colaboración de algunos Gobiernos a la hora de recabar información y obtener detalles sobre ciertas denuncias relacionadas con ejecuciones.

Esta obstrucción sistemática se explica, según Amos Wako, porque, sobre todo en los regímenes militares, las autoridades tratan de encubrir la actitud de quienes han actuado "con autorización, complicidad o asentimiento" en las ejecuciones.

"Los Gobiernos", escribe, "han sido extremadamente reacios a las encuestas, y en los casos de culpabilidad establecida para sancionar a sus agentes, militares o civiles, responsables de la aplicación de la ley, que han abusado de su autoridad o que han sido culpables de ejecuciones sumarias".

El documento no pretende ser exhaustivo, pero su autor afirma haber contrastado en la medida posible las distintas informaciones y testimonios.

En este empeño parece haber sido de gran utilidad el aporte de las organizaciones intergubernamentales, las instituciones humanitarias y los distintos informes de Amnistía Internacional.

Mal multicontinental

Entre las naciones donde, según el estudio, las ejecuciones sumarias parecen haber sido más evidentes y frecuentes figuran trece países africanos, diez de América Latina, nueve asiáticos, seis de Oriente Próximo y uno europeo, Turquía.Por orden alfabético, los países citado son Afganistán, Angola, Argentina, Bangladesh, Bolivia, Brasil, Burundi, República Centroafricana, Chad, Chile, Columbia, Campuchea Democrática, El Salvador, Etiopía, Guatemala, Guinea, Honduras, India, Indonesia, Irán, Irak, República de Corea, Líbano, Lesoto, Jamahiriya Arabe Libia, Malasia, Mali, Mozambique, Namibia, Paquistán, Paraguay, Filipinas, Suráfrica, Surimane, Siria, Tailandia, Turquía, Uganda, Zaire.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_