La muerte de un niño
A veces da la impresión de que este país no va a estabilizarse nunca. Incluso aunque los, socialistas intenten con su -mejor voluntad contribuir positivamente a ello. La muerte de un niño de dos años en la provincia de Toledo, por efecto de un disparo procedente de la Guardia Civil, levanta de nuevo heridas que parecían cicatrizar tras el asalto al Congreso de los Diputados el 23-F y los lamentables incidentes del caso Almería.El protagonismo de la Benemérita en este tipo de trágicos sucesos fomenta el descrédito ciudadano hacia tan polémico cuerpo y deja anclada en el vacío la recuperación de imagen que actualmente pretenden. Con todo ello, la democracia sufre un duro revés y el anunciado cambio de Felipe González parece no llegar jamás a las balas homicidas de los organismos que, supuestamente, deben velar por la seguridad ciudadana. Y esto es muy grave. La conclusión válida de este triste panorama es que la democracia acusa un golpe delicado y confuso a manos de sus propios defensores, abriéndose inoportunos resquicios de esperanza a los auténticos enemigos de la paz y la libertad. / .
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