España no consiguió exportar en 1982 el cupo de acero autorizado por la CEE

Las exportaciones de productos siderúrgicos españoles a países de la Comunidad Económica Europea (CEE) se quedaron en 1982 por debajo del cupo establecido anualmente para proteger el mercado comunitario del eventual exceso de acero procedente de España, según primeras estimaciones facilitadas por la Secretaría de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas. Las exportaciones siderúrgicas españolas englobadas en la categoría sometida a restricciones (ceca) tenían en 1982 un tope máximo de 780.000 toneladas. Sin embargo, en el período comprendido entre enero y noviembre de ese año España había exportado a la Comunidad 526.000 toneladas de productos siderúrgicos "ceca", lo que suponía un 79%. del cupo, cuyo total no llegó a alcanzarse, aunque las estadísticas para todo el 82 no están aún disponibles.El Acuerdo de Autolimitación de las exportaciones españolas, firmado en 1978 en un espíritu de comprensión hacia las dificultades comunitarias en el sector siderúrgico, ha evolucionado negativamente y ha producido "una reducción progresiva y notable de las exportaciones siderúrgicas españolas a la Comunidad", mientras que las exportaciones comunitarias a España se han doblado entre 1976 y 1981, señalaron las fuentes consultadas.

En el último año mencionado las ventas de acero comunitario a España superaron el millon de toneladas, la mitad de las cuales correspondían a chapas en caliente; sin embargo, las exportaciones siderúrgicas españolas de productos "ceca" totalizaron 616.000 toneladas. En 1981 las exportaciones españolas se quedaron también por debajo del cupo, establecido entonces en 754.000 toneladas.Para 1983 la CEE ha propuesto a España un cupo de exportaciones de productos "ceca" de 753.000 toneladas. Esta cantidad no ha sido aceptada todavía por la parte española. Entre otras cosas, la CEE quiere reducir a 70.000 toneladas la cantidad de vigas de ala ancha procedentes de España, mientras este país pide 100.000 toneladas. Fuentes de la CEE en Bruselas subrayan la disminución de la demanda interna de productos siderúrgicos e indican que ésta se contraerá aún más a lo largo del año en curso.

Aumento de la exportación

Fuentes próximas a la patronal siderúrgica opinan que la evolución del comercio de productos siderúrgicos entre España y los países de la Comunidad "es un reflejo de la debilidad con la que la parte española ha llevado a cabo sus negociaciones" con la CEE. En la Comunidad, sin embargo, los argumentos se invierten y se alega que España ha tratado de compensar la crisis interna de su mercado siderúrgico con un espettacular esfuerzo de exportación.Según las fuentes de la Secretaría de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas, resulta impensable que subsistan las restricciones comunitarias impuestas a España en el sector siderúrgico una vez integrado este país a la Comunidad y asumida la política comunitaria en la materia. En este sentido, la CEE no ha plasmado aún en cifras concretas su postura sobre la integración de España en el sector siderúrgico.Medios del Ministerio del Exterior esperan que las negociaciones para la adhesión de España en la CEE en el ámbito de la siderurgia puedan llevarse a cabo en todo su alcance tras la aprobación del plan de reconversión siderúrgica, que está siendo elaborado actualmente. La reconversión siderúrgica española, cuyo objetivo es la adaptación a las condiciones de mercado y el aumento de la productividad, sin aumento de la capacidad de producción, se lleva a cabo teniendo en cuenta su compatibilidad con la política de la CEE para limitar la producción del acero. Fuentes de la Administración española descartaron, acciones anticipadas en el sector siderúrgico, en el sentido de reducción de plantillas o de capacidad productiva, mientras la CEE no adopte compromisos concretos respecto a España..

La CEE tiene previsto disminuir su capacidad productiva de cincuenta a treinta millones de toneladas de acero bruto para 1985 y reducir el empleo en el sector en 150.000 puestos de trabajo. Estas reducciones afectarán en diversa medida a los países de la Comunidad. En este contexto es previsible que la CEE trate de forzar al máximo la reducción de capacidades por parte española.