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La ciudad de los cerebros

11.000 investigadores japoneses, reunidos en un centro monstruo para desafiar la tecnología mundial

Los avances tecnológicos que se están desarrollando en Tsukuba, una costosísima ciudad de cerebros situada en las afueras de Tokio, representan una creciente amenaza para Estados Unidos. Allí, en un enclave poco conocido, un grupo de científicos, está realizando descubrimientos en campos tales como los rayos láser, la robótica, la biónica y la electrónica avanzada. En este artículo, publicado el pasado mes de enero en la revista norteamericana US News & World Report, se ofrece una visión desde dentro de la ciudad científica de Japón, que espera mantenerse casi en el anonimato hasta poder acoger a los visitantes a la Tsukuba Expo-85 una exposición cuya inauguración está programada para marzo de 1985.

La costosísima ciudad científica de Tsukuba, levantada sobre la nada en pleno campo a cincuenta kilómetros de Tokio, es el centro de la amenaza, cada vez más firme, de Japón a Estados Unidos en el campo de la tecnología avanzada.Poco conocida fuera de Japón, Tsukuba se está revelando poco a poco como el mayor valor con que cuenta el país en la acalorada competición internacional para conseguir descubrimientos en campos tales como los rayos láser, la robótica, la biónica y la electrónica avanzada.

Donde hace simplemente una década se alzaba una docena de poblaciones entre pinares y campos de cultivo, se levantan ahora 43 institutos de investigación gubernamentales y cuatro privados, además de dos universidades. Unos 11.000 investigadores, especialistas y personal auxiliar trabajan en este nuevo centro, que está empezando a conocerse entre los japoneses como la ciudad de los cerebros. Junto con sus familiares, la población científica total asciende a 21.500 personas.

El 40% de los institutos de investigación

Tan grande es la concentración de talento en este centro que alguien señaló que una sola bomba atómica lanzada sobre él por un enemigo destruiría el 40% de la totalidad de institutos de investigación de primera fila de Japón. Tal posibilidad les produce pesadillas a algunos analistas de defensa, aunque, como dice un funcionario: "Pocas de las personas que trabajan aquí toman tal peligro en serio".

Por el contrario, los principales dirigentes científicos consideran la extraordinaria concentración de talento que se da en Tsukuba como un recurso nacional que ayuda a Japón a adelantar a Estados Unidos y otros países en las creaciones tecnológicas.

Fue aquí donde, por ejemplo, uno de los laboratorios construyó un manipulador para robots de tres dedos, de articulación múltiple y dirigido por ordenador, que puede sostener objetos y atar nudos con tanta destreza como los dedos humanos.

El pasado mes de septiembre se llevaron a cabo con éxito, por primera vez, las pruebas de fabricación del elemento Josephson para circuitos integrados de ordenadores empleando el raro metal niobio. Los semiconductores construidos con el elemento Josephson permitirían a los ordenadores procesar la información a una velocidad diez veces mayor que los fabricados con los elementos convencionales de silicio.

Además, en 1982, los científicos de Tsukuba lograron sintetizar con éxito nitruro de boro de gran calidad, un material tan duro como el diamante, que puede cortarse con facilidad y que raya el acero y las ferroaleaciones.

Una ciudad limpia y espaciosa

Tsukuba nació cuando el Gobierno japonés decidió en 1963 que el hacinamiento en la ciudad de Tokio estaba provocando un deterioro del ambiente de investigación. El objetivo era la creación de una ciudad limpia y espaciosa en la que pudieran vivir, competir y encontrar la, inspiración juntos todos los científicos.

Los arquitectos, que querían conseguir una atmósfera sana y académica, prohibieron la construcción de fábricas y restringieron las instalaciones de recreo, tales como las salas de máquinas electrónicas. La ciudad científica creció lentamente al principio, porque muchos investigadores se mostraban poco dispuestos a abandonar las delicias culturales de Tokio por el distrito rural al noreste de la capital. Todavía hay apartamentos libres en algunos edificios y unos 3.000 científicos siguen haciendo el aburrido viaje diario, de hasta tres horas, desde Tokio.

No obstante, los servicios han ido mejorando poco a poco. Tsukuba cuenta ahora con un supermercado, un hipermercado, tiendas de ultramarinos, bancos y estafetas para cada urbanización. Una autopista en construcción reducirá el tiempo de conducción a Tokio a cincuenta minutos. Hay 94 parques y plazas, y catorce escuelas, desde guarderías infantiles hasta escuelas superiores, con veintidós más programadas.

"Además, no tenemos aquí el problema de la contaminación que hay en Tokio", dice el ingeniero electrónico Shigeru Yamane. "Los parques, estanques y paseos, salpicados de cinturones verdes, me permiten compartir los ratos de ocio con mi esposa y mis hijos".

Tsukuba, que ocupa en la actualidad un área de treinta por catorce kilómetros, cuenta con una población de 137.000 habitantes, incluyendo 8.600 estudiantes universitarios y otros 106.900 residentes no relacionados directamente con el centro de investigación; se espera que la población llegue a las 200.000 almas en los próximos años.

Fuertes inversiones

Las inversiones gubernamentales en la ciudad de los científicos ascendieron a 4.200 millones de dólares en abril de 1981, con 692 millones de dólares más comprometidos para el cuidado y la ampliación de las instalaciones de investigación hasta marzo de 1983. En las investigaciones químicas se da prioridad al desarrollo de tecnología para la consecución de fuentes de energía alternativas, a fin de reducir la dependencia de Japón de las importaciones de petróleo. Otro proyecto es el diseño de edificios elevados a prueba de terremotos.

Los hallazgos en las investigaciones realizadas en este centro despiertan el interés de los científicos de todo el mundo. Por ejemplo, los médicos de otros países es tán intrigados con una nueva técnica japonesa, probada con un éxito limitado, que emplea rayos láser para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de estómago y de pulmón. Otro adelanto prometedor es el empleo de explosivos diminutos para deshacer las piedras de la vejiga. Unos cuatrocientos estudiantes y técnicos extranjeros de cincuenta países diferentes se encuentran actualmente investigando en los laboratorios de Tsukuba. Un estudio conjunto con científicos norteamericanos consiste en el desarrollo de métodos para la predicción de terremotos.

Cerca de 10.000 extranjeros visitan todos los años los diversos institutos de investigación de la ciudad. Sin embargo, los visitantes de la Unión Soviética y de otros países de la Europa del Este tienen prohibido su acceso al centro espacial de Tsukuba por razones de seguridad. El interés de todo el mundo aumentará, sin duda, durante la Tsukuba Expo-85, una exposición cuya inauguración está programada para marzo de 1985 y que se mantendrá abierta durante seis meses. Se espera que más de veinte millones de visitantes contemplarán las exposiciones de las más avanzadas tecnologías científicas desarrolladas por más de cien institutos y empresas japonesas y extranjeras.

"Tsukuba seguirá creciendo y mejorando", dice Tetsuzo Kawamoto, coordinador de investigaciones, "'tanto en instalaciones de investigación como en su entorno ambiental, hasta la finalización total de este extraordinario centro del conocimiento de Japón.

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