Para evitar el resbalón.
El Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, atento a todas las tradiciones de su país, encontró un hueco en su agenda para comprar, como un buen esposo norteamericano más, una felicitación de San Valentín a su esposa Nancy. El estado de las calles de Washington puso, sin embargo, en peligro la estabilidad del presidente, que tuvo que ser ayudado por dos miembros de su servicio se seguridad para llegar hasta el coche sin resbalar. Ronald Reagan, ya pisando más firme, tenía previsto ofrecer esta madrugada una conferencia de Prensa en la que abordaría los principales temas de la actualidad norteamericana e internacional: incremento de los gastos de defensa, Centroamérica, crisis israelí tras la dimisión de Ariel Sharon y conversaciones sobre desarme que tienen lugar en Ginebra.
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