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La polémica sobre el aborto

1,5 millones de abortos anuales en EE UU

Diez años después de la legalización continúa la batalla en torno al aborto. Unas 26.000 personas desfilaron ante la Casa Blanca, el pasado domingo 23 de febrero, pidiendo una enmienda constitucional a la ley que hace diez años legalizó el aborto en Estados Unidos. Simultáneamente, en otras grandes ciudades del país, organizaciones pro vida demostraron que en el décimo aniversario de la legislación del aborto el asunto continúa representando una polémica social y política en Estados Unidos, país en el que se producen 1,5 millones de abortos al año, la mayor parte en pequeñas clínicas especializadas.

Con la llegada del presidente Reagan a la Casa Blanca, en enero de 1981, el tema del aborto en EE UU adquirió nuevas dimensiones políticas. Para el presidente había sido un argumento de promesa electoral el modificar la legislación en torno al aborto, Pero, una vez en la presidencia, Reagan marginó el apoyo político a los grupos conservadores que desean cambiar la legislación, limitando la posibilidad de aborto sólo a los casos que suponga un peligro mortal para la madre, y anulando las facilidades de ayuda médica que cuentan hoy las mujeres con pocos medios económicos para abortar.Un proyecto de enmienda constitucional fue presentado en otoño pasado por el senador republicano de Carolina del Norte, Jesse Helms. De ideología ultraconservadora, Helms no logró contar con la mayoría necesaria para que progresara la enmienda. Sin embargo, tras las nuevas elecciones al Congreso del 2 de noviembre de 1982, se calcula que el núcleo de senadores y congresistas partidarios de cambiar la legislación sobre el aborto ha aumentado entre veinte y veinticinco en el Capitolio.

La presión popular en la calle, perfectamente coordinada por los grupos ultraconservadores de la mayoría moral norteamericana y otras organizaciones, incluida la Iglesia católica, indican que el capítulo del aborto volverá a saltar a la actualidad parlamentaria norteamericana en fecha próxima. El propio presidente Reagan vuelve a intervenir en el litigio sobre el aborto, sensible a las críticas de los conservadores, que comienzan a atacarle por sus debilidades demasiado liberales. "Vayamos todos juntos, cristianos y judíos, recemos, presionemos y movilicemos con todas nuestras fuerzas", dijo el presidente Reagan, "para lograr poner fin al trágico problema de la vida de los niños víctimas del aborto". Reagan promete de nuevo todo su apoyo político para que progrese la enmienda contra la actual ley del aborto en Estados Unidos.

El aborto se legalizó en Estados Unidos el 22 de enero de 1973, cuando el Tribunal Supremo se pronunció en el caso Roe contra Wade, en el que una muchacha tejana de dieciséis años reclamó el derecho al aborto al haber quedado embarazada por violación de tres individuos. Norma McCorvey, que en su apelación legal utilizó el nombre de Jane Roe, había tenido su hijo, que había entregado a un orfanato para que fuera adoptado. Los hechos habían ocurrido en 1969, cuatro años antes de que el caso llegara al Tribunal Supremo.

Zanjando a favor de las peticiones de Jane Roe, el Tribunal Supremo decidió la legalización del aborto en EE UU bajo ciertas condiciones. Fue, sin duda, una de las determinaciones más controvertidas de los tribunales estadounidenses, como demuestra la sensibilización actual, a diez años del caso, en todo el problema del aborto. La legislación del aborto en EE UU permite libremente todos los abortos durante los tres primeros meses del embarazo. Hay limitaciones médicas, según Estados o localidades, para los abortos durante el segundo semestre del embarazo. La legislación permite los beneficios financieros de la Medicaid (ayuda médica) para las personas con escasos medios económicos. Punto este último restringido en muchos Estados tras la adopción de una enmienda presentada y defendida en el Congreso por los antiabortistas, que continúan luchando ahora por la abolición total del aborto en EE UU.

En diez años, los sondeos de opinión pública demuestran que la mayoría norteamericana considera la actual legislación como un derecho constitucional a las libertades cívicas y no desean un cambio en la legislación. El 92% de los norteamericanos es favorable al aborto cuando el embarazo supone un peligro para la madre; un 87%, si el embarazo es consecuencia de una violación, y un 84%, si se supone que el bebé puede tener defectos graves de nacimiento. Sin embargo, sólo entre el 52% y el 49% de norteamericanos considera normal el aborto en los casos de madres solteras, impedimentos familiares de orden económico o deseo de la mujer de no tener hijos.

Los oponentes a la legislación del aborto esgrimen argumentos morales y estadísticas para demostrar que el aborto es nocivo desde todos los puntos de vista para la sociedad norteamericana. Alegan que el 3% de las mujeres norteamericanas aborta, lo que equivale a uno de cada cuatro embarazos. Demuestran que en 1973, año de la legalización del derecho al aborto, lo practicaron 744.000 mujeres, y actualmente lo hacen anualmente 1.500.000 (en una población total de 226 millones de personas). La mayoría de abortos se practica en pequeñas clínicas especializadas.

Radicalización

En los últimos años, las diferencias entre defensores y detractores del aborto se han radicalizado en EE UU debido a la gran fuerza que han ido adquiriendo los movimientos pro vida. En la elección presidencial de Ronald Reagan, en 1980, y en las elecciones al Congreso de noviembre de 1982, el aborto fue tema electoral, y más de un senador o representante fue víctima de sus ideas liberales en torno al aborto, al figurar en las listas negras de las organizaciones antiaborto. Movimientos, a su vez, divididos entre los que desean una modificación restrictiva de la actual legislación, los que piden anularla y los que quieren introducir la penalización del aborto, considerándolo como un asesinato, desde el mismo momento de la concepción.

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