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Manuel Criado de Val intenta recuperar el carnaval medieval, "el único verdadero"

Álex Grijelmo

El profesor Manuel Criado de Val ha reconstruido para Madrid lo que, en su opinión, es el único carnaval verdadero en España, el de la Edad Media. De aquellas fiestas medievales apenas han sobrevivido algunas costumbres, conservadas casi milagrosamente. El resto de las expresiones carnavalescas, la mayoría de las que han llegado hasta nuestros días, no nacieron directamente del pueblo. Son producto de influencias italianizantes introducidas en Madrid por la Corte.

Madrid podrá presenciar el miércoles, día 16, una recreación del carnaval de la Edad Media basada en El libro del buen amor, del Arcipreste de Hita, y escenificada por el grupo "Taedra". Manuel Criado de Val fue encargado por el ayuntamiento de llevar a cabo esta labor, que hasta ahora, y desde hace veintidós años, tenía su único escenario en Hita (Guadalajara) cada mes de junio. "El carnaval medieval", dice el profesor Criado, "es una enorme parodia de todo, ideas religiosas, convenciones sociales... Una burla universal. El carnaval es un modo de locura. La tradición carnavalesca auténtica se basaba en la posibilidad de que en un momento del año se autorizara la locura, la huida de la norma y de la reglamentación estricta. Era dar licencia para aparentar que se está loco. El carnaval es la apariencia de la locura, con la condición de que, pasada la fecha, los aparentemente locos vuelvan a la cordura, se arrepientan y pasen a la cuaresma. Los protagonistas eran locos sueltos a los que estaba prohibido encerrar en el manicomio. Si no se admite esa razón de ser, el carnaval no existe".

Las 'carnestolendas'

Criado de Val resalta algunas características de aquellas celebraciones carnavalescas, entonces llamadas carnestólendas (prohibición de la carne) o antruejo (introito de la cuaresma). "A nadie se le hubiera ocurrido en la Edad Media condenar inquisitorialmente a los que se burlaban de la procesión, de la misa, de las órdenes religiosas, de los obispos o de las monjas durante el carnaval. Era una concesión restringida a un momento".Pero, sobre todo, "el carnaval medieval es explosión de alegría que lleva implícito el que todo esté vinculado a una escena popular y callejera; se trataba de un juego en el que actores y espectadores se burlaban y divertían unos con otros, un espectáculo en el que puede surgir la sorpresa, la creación circunstancial".

El carnaval, tal como se conoce ahora, llegó a Madrid muy tarde, y ya no era el verdadero. Incluso su denominación tomó la raíz italiana. "A partir de la expulsión de los judíos y de los moriscos", afirma Criado de Val, "se impone en Madrid una vida más estricta. En los siglos XVIII y XIX, se recupera parte del carnaval pero en formas italianizantes, como una réplica de las fiestas y bailes italianos. Madrid era entonces un escenario cortesano de fiestas reales, y sus monarcas eran muy respetuosos con todo lo que pudiera afectar las tradiciones católicas".

El miércoles, en la Plaza Mayor, los madrileños podrán observar el intento del profesor Criado de Val por recuperar para Madrid el carnaval de la Edad Media. Criado dirigirá la representación dramática Doña Endrina, adaptación que realizó sobre El libro del buen amor. La representación recoge la lucha entre las huestes de don Carnal y doña Cuaresma, como símbolo del enfrentamiento entre el placer y las costumbres cristianas. "El carnaval" dice el profesor Criado, "es siempre la historia de una batalla entre la represión de los instintos y la penitencia. Al final saldrá triunfante don Amor, que siembra la concordia y la unión entre los dos bandos".

Es la misma historia detodo carnaval auténtico, que comenzó siendo una fiesta pagana ligada al principio de la primavera, se enfrentó después con las costumbres cristianas y finalmente se unificó con ellas. "La fusión con la tradición católica es una concesión de la Iglesia a las fiestas paganas que existían antes de que se consolidara la influencia religiosa. No hay cosa más espectacular que una especie de faunos, con máscaras de cerdo y mostrando atributos sexuales, en danza ante el altar mayor en plena misa", hecho que se repite en numerosas fiestas españolas y que recuerda al Colacho burgalés, que interrumpe la ceremonia religiosa con sus burlas.

Como complemento de la escenificación, y pieza importante para recuperar aquellas costumbres medievales, estarán presentes en la Plaza Mayor los escasos ritos que han perdurado de los carnavales de la Edad Media, "conservados casi milagrosamente". Bailarán entre el público los grupos de música y danza de Somosierra (Madrid), Malpica de Tajo (Toledo), los Diablos de Almonacid del Marquesado (Cuenca) y el Zanpanzar de Ituren (Navarra).

"Mantener tradiciones"

"Son grupos que coinciden en mantener tradiciones de muy distinta localización", dice Criado. "Los Morraches, de Malpica de Tajo, son gentes del campo, y cuando se ponen las máscaras actúan como toros. El que se pone por delante ti ene que andar con cuidado porque desaparece toda jerarquía. Me han rodeado alguna vez, con sus máscaras, los mismos que antes me habían,tratado de 'don Manuel'. El Zanpanzar de Ituren deja como una pálida sombra la idea de fuerza que podemos tener de un tanque. No hay quien pueda variar su itinerario, su ritmo". Son costumbres que han pervivido y que Criado de Val intenta reavivar. Cree que "hay que recuperar esa tradición de las camestolendas a través del testimonio más vivo, el del Libro del buen amor".

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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