El ingeniero procesado de la presa de Tous asegura que sólo hizo modificaciones autorizadas

El ingeniero del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU), Salvador Madrigal Sánchez, que se encuentra procesado por presunto delito de imprudencia en relación con la rotura de la presa de Tous, manifestó ayer en el juzgado de Játiva que su intervención en el proyecto de construcción del embalse se limitó a recoger una modificación en el aliviadero prevista por el Centro de Estudios Hidrográficos y aprobada por los organismos competentes del ministerio. Ayer prestaron también declaración otros dos ingenieros del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU).Madrigal fue puesto en libertad condicional el lunes bajo fianza de diez millones de pesetas tras ser reformado el auto de procesamiento por el juez especiaI que entiende el sumarlo, Gustavo Solaz, quien inicialmente había dictado prisión incondicional sin fianza. Se encuentra también procesado Jesús González Marín, ingeniero técnico a pie de obra en el momento en que sobrevino la rotura de la presa y que se encuentra en libertad provisional bajo fianza de 500.000 pesetas.

Ayer prestaron declaración otros dos ingenieros del MOPU, Florentino Santos y Román Guerrero. El primero como ingeniero director de la presa cuando ocurrieron los hechos y el segundo como jefe del servicio de regadíos El fiscal llamó también a Salvador Madrigal y a Jesús González Marín para practicar careos ante posibles contradicciones.

Sobre su intervención en el proyecto, Madrigal afirmó que se llegó a una versión definitiva del proyecto, a partir de un proyecto inicial de Hermelando Corbí y que más tarde se decidió hacer un proyecto reformado. "Como era menor del 20%", aseguró, "lo pudo realizar el mismo contratista, según el proyecto de Corbí. Sin embargo, a raíz de la aprobación técnica por la Dirección General de Obras Hidraúlicas, se indicó que, como el aliviadero previsto era muy amplio, era necesario ensayar uno más reducido y que debía ser capaz para avenidas máximas del orden de siete mil metros cúbicos por segundo, pero al ensayarlo se vió que el inicialmente proyectado no era apto, ya que daba una salida del orden de seis mil".

Según señala Madrigal, el Centro de Estudios Hidrográficos ofreció otra solución. Bajar de la cota 84 en la que estaba el aliviadero a la 77 con un sistema en lugar de varios como estaban previstos inicialmente. "Entonces soy yo", señala el ingeniero, que estaba como director de obra, "el encargado de redactar un nuevo proyecto modificando el aliviadero de acuerdo con lo establecido por el Centro de Estudios Hidrográficos. Ese es el proyecto que yo firmé, que sólo varía en este punto, puesto que se establece un aliviadero de compuertas móviles en lugar de labio fijo como el inicial, que pasa todos los controles del ministerio y se aprueba técnicamente".

"Yo entiendo", afirma, "que no tengo responsabilidad, puesto que la obra cumplía todos los requisitos exigidos". En cuanto a la naturaleza del fenómeno atmosférico que causó la inundación, señala: "Cayó una cantidad de agua muy fuerte en muy poco tiempo y fue lo que dió lugar a que se nos inutilizasen los elementos de seguridad que tenía la presa".

Madrigal estima que la no apertura de las compuertas "favoreció mucho la situación" en las comarcas inundadas ya que "la avenida del arroyo Escalona vino de madrugada. Si no se hubiera retenido, o bien si se hubiesen abierto las compuertas a las ocho o las nueve de la mañana, se habría provocado una riada muy fuerte que habría provocado daños personales de mucha consideración. Cuando se rompió la presa los pueblos ya estaban evacuados".

Por su parte, Román Guerrero, jefe del Servicio de Regadíos y Defensas del ministerio, asesor en el primer proyecto, que pasó a depender de su servicio cuando la construcción, estima que en la riada se produjo "un hecho catastrófico fundamental. Una, situación metereológica originada por nubes de 16 kilómetros de alto, que dió origen a precipitaciones desorbitadas. Estas precipitaciones alcanzan una intensidad tan desmesurada que, tras estudiarlas estadísticamente, se sabe que tienen un período de recurrencia de un millón de años, según datos del Instituto Meteorólogico Nacional".