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Las aguas vuelven a su cauce

La semana se inició en las bolsas españolas con la sensación de que las aguas volvían a su cauce. Las nerviosas mejoras de las reuniones que cerraron el ciclo semanal anterior no fueron capaces de convencer a los especialistas, y la normalidad volvió a implantarse en el mercado.Lo que ocurre es que, en estos momentos, normalidad viene a ser sinónimo de pérdidas generalizadas en los índices y, como tales, los indicadores initersectoriales de los mercados de valores españoles, con la excepción del catalán, que ganaba veintiocho centésimas, expresaron discretos repliegues.

No quiere esto decir que se desbocasen los volúmenes de títulos puestos a la venta. Más bien ocurría lo contrario. Los ofertantes actuaron casi siempre con evidente moderación y sin mostrar ningún tipo de interés especial en presionar a la baja los precios de los títulos que se negociaban.

Sin embargo, quienes sí se mostraban extraordinariamente precavidos eran los compradores, que en ningún momento, a lo largo de toda la mañana, llegaron a incidir en los corros con suficiente fuerza.

Habría que citar algunos casos aislados, como pudo ser el de Petróleos, pero que a lo largo del transcurso de las reuniones se fueron diluyendo hasta llegar a unas situaciones, al cierre, en las que el discreto predominio de la oferta era el denominador común de la mayor parte de los valores.

El grupo bancario, que dio nuevas muestras de debilidad y falta de convicción, fue posiblemente uno de los culpables, si es que los hubo, de los repliegues bursátiles.

En el mercado madrileño, el saldo vendedor genérico para los siete grandes de este sector superaba discretamente los 130.000 títulos, correspondiendo, como ya viene siendo prácticamente tradicional, a Banesto la mayor parte, que presentaba una diferencia vendedora de 76.563 acciones. A continuación aparecían bastante igualados Hispano y Central y con cantidades' sensiblemente inferiores, que no alcanzaban los 14.000 títulos.

Entre éstos y el menos ofertado, el Vizcaya, se movían los demás. Sus precios, en general, aceptaron suaves pérdidas, pero la falta de pujanza del sector afectaba negativamente al resto del mercado, donde ya se había podido apreciar con bastante claridad que las eléctricas iban a resultar incapaces por sí solas de aguantar la carrera de mejoras.

En este sector las pérdidas eran causa directa de la paulatina retirada de los compradores.

Así, de unos corros iniciales discretamente animados se pasó a una situación bastante tensa, en los que concluían la contratación de acciones eléctricas, lo que, a su vez, representó una paulatina caída en el negocio.

Las cotizaciones reflejaron fielmente esta evolución y las pérdidas dominaban el cuadro del sector.

Barcelona resultó ayer, con diferencia, el mercado más animado. En una típica sesión de martes, es decir, el día de la semana donde acostumbran a acumularse un mayor número de órdenes de compra, los valores más representativos del mercado catalán conseguían apuntarse algunas mejoras de cierto valor y cerraban dentro de un ambiente distendido y que aparentemente no había sido influido por los peores momentos que se pasaban en Madrid y Bilbao.

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