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Se reanudan las conversaciones para la reducción de armas estratégicas, START, en un clima cargado de escepticismo

En un clima de aparente escepticismo, soviéticos y norteamericanos reanudaron ayer en Ginebra las negociaciones para la reducción de armamento estratégico, START (Strategic Arms Reduction Talks), tras dos meses de intervalo. El encuentro tuvo como escenario la Villa Rosa, en la Embajada soviética. Allí, a las once de la mañana, junto a la puerta, solemne y protocolariamente, el embajador Víctor Paviovich Karpov y sus más próximos colaboradores recibieron con el tradicional apretón de manos a la delegación estadounidense, encabezada por el general Edward Rowny.

"Los rayos de sol, esta mañana, me parecen de buen augurio", dijo Karpov, mirando irónico al cielo y esquivando otras preguntas. Entretanto, las televisiones del mundo entero y la Prensa gráfica inmortalizaban el acto. El embajador Rowny, por su parte, entre sonrisas y muecas, también tuvo su ocurrencia: "Más vale", afirmó, "un acuerdo que nada...", y luego, el silencio más absoluto.Las START se encuentran, pues, en una fase delicada. La Casa Blanca se declara dispuesta a reducir los arsenales atómicos actuales, mejorar la disuasión y reequilibrar, en consecuencia, la capacidad ofensiva de cada una de las partes. Las tesis de Washington se apoyan en el nuevo equilibrio estratégico y en la eficacia, la seguridad y el control de las armas

El Pentágono insiste en el potencial bélico de la URSS: 1.398 rampas de lanzamiento para los, misiles balísticos intercontinentales, 950 para los submarinos de guerra y más de 156 bombarderos pesados.

Los Estados Unidos cuentan, según diversas fuentes soviéticas, con 1.053 rampas de lanzamiento para cohetes de largo alcance, 648 para los misiles submarinos y más de 570 bombarderos pesados y 65 de tipo medio, sin contar, sostienen las citadas fuentes, los sistemas nucleares, los portaviones y los bombarderos situados en Europa Occidental, Extremo Oriente y el océano Indico. De todos modos, las cifras no coinciden: ni el número de vectores nucleares ni el de ojivas. A la hora de echar cuentas, los criterios de apreciación también varían. La vulnerabilidad de un determinado sistema, la precisión de otro, la eficacia de un tercero hacen que los cálculos sean demasiado complejos. Porque en las START no se habla sólo de cifras, sino de factores cualitativos.

Las posiciones continúan siendo aparentemente irreconciliables. Los soviéticos insisten sobre todo en los misiles intercontinentales móviles MX, los bombarderos estratégicos B-1 y los submarinos equipados con cohetes Trident y, en fin, los misiles de crucero de largo alcance. Los norteamericanos, en cambio, se preocupan mucho más de los misiles situados en tierra, ya que los soviéticos tienen una capacidad militar muy superior en este tipo de armas estratégicas.

Las conversaciones START no son una continuación de las SALT, cuyos objetivos no fueron, como ahora la reducción, sino la limitación de las armas estratégicas, es decir, los misiles intercontinentales (alcance superior a los 5.500 kilómetros), con gran poder de destrucción nuclear.

La reanudación de las START coincide prácticamente con la reanudación de las conversaciones que ambas superpotencias desarrollan en Ginebra para reducir los euromisiles. Algunos especialistas consideran que las negociaciones no son independientes y lo que ocurre en unas puede repercutir en las otras.

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