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González Marín: "Nos han procesado a nosotros para pedir cuentas al MOPU"

(Valencia) Tres meses después del desbordamiento del río Júcar en las comarcas que se encuentran cuenca abajo de la presa de Tous, el juez que instruyó el sumario ha dictado auto de procesamiento contra dos ingenieros de Obras Públicas. Uno de ellos es el ingeniero de Caminos que firmó el proyecto definitivo de la presa, y el segundo, Jesús González Marín, es el ingeniero técnico responsable de la explotación de la misma desde su entrada en funcionamiento, en mayo de 1980. El sumario no está cerrado, por lo que se prevén nuevos procesamientos.

Aunque estas responsabilidades deben dilucidarse en el juicio que celebre la Audiencia Provincia¡ de Valencia, las versiones sobre la incidencia de la presa en los cuantiosos daños ocasionados a las comarcas ribereñas del Júcar se dividen en dos sectores claros: aquellos que consideran que lo sucedido no fue una riada, sino más bien una pantanada, pues al desaparecer el muro de contención de Tous los millones de litros de agua que retenía salieron precipitadamente y cubrieron todo lo que encontraron a su paso, y la opinión de los que estiman adecuado a la geografía de la zona el proyecto y consideran que la actuación de los técnicos de Obras Públicas fue correcta.Tras una polémica gestación del proyecto técnico de la presa, que originó en su día serias discrepancias entre la Confederación Hidrográfica del Júcar y el Ministerio de Obras Públicas, por modificaciones introducidas al primer proyecto, Tous se ha parado y su futuro no está determinado. Las únicas obras afectan a una estación de bombeo en construcción a pie de presa, que elevan el agua del Júcar a la cota del canal Júcar-Turia, de donde Valencia toma su agua potable.

Cada mañana, Jesús González Marín, toledano de 38 años, procesado y en libertad provisional tras depositar una fianza de medio millón de pesetas, contempla desde su despacho de jefe de la unidad de Tous el desolador paisaje del embalse, del que emerge, envuelto en barro, el campanario de la antigua iglesia del pueblo de Tous. Ahora intenta recordar lo que sucedió aquel 20 de octubre, convencido de que él y el personal de la obra hicieron esfuerzos ingentes para impedir que Tous aportara más agua de la que el propio río arrastraba. "Si hubiera estado aquí otra persona, ¿habría hecho otra cosa diferente de lo que hicimos? Mi opinión sincera es que Tous se sacrificó en aras de que no hubiera más muertes. Aquel día hubo que actuar de acuerdo con unas circunstancias que nos limitaron bastante. Pero, de cualquier forma, la actuación mía y de todo el personal fue totalmente correcta. Nos jugamos el físico todos. No admito que yo sea culpable, pero, en caso de admitirlo, soy el mínimo responsable".

González Marín, ingeniero técnico de Obras Públicas, titulado en 1976 y residente en la actualidad en Valencia, después de vivir unos años en las poblaciones inundadas de Alcira y Antella, se ha transformado, por decisión de la justicia, en uno de los presuntos culpables de la desaparición de la presa de Tous. En sus espaldas y las del otro procesado, el ingeniero de Caminos Salvador Madrigal Sánchez, de la Dirección General de Obras Hidráulicas, que firmó el proyecto de la presa, recae por ahora la responsabilidad de doce muertes y daños evaluados provisionalmente en 200.000 millones de pesetas. El juez Gustavo Solaz, del Juzgado de Primera Instancia de Játiva, que instruye el sumario, resalta a los periodistas la diligencia y honestidad con que el procesado ha colaborado en su investigación, mientras dicta su procesamiento por estimar que hubo en su actuación presumible imprudencia temeraria.

"Yo estoy convencido de que la idea de procesarme a mí o a otros", asegura González Marín, "es simplemente para buscar la responsabilidad subsidiaria al Ministerio de Obras Públicas y conseguir las indemnizaciones reclamadas. Lógicamente, eso tiene que hacerse a través de personas, y esas personas somos nosotros, técnicos de distintas escalas que estamos en el tema. La desgracia fue de tal magnitud que no se pueden achacar responsabilidades. En el supuesto de que hubiéramos podido subir las compuertas, a las nueve o las diez de la mañana del día de las inundaciones habríamos soltado todo el caudal que estaba llegando a la presa, entre 3.000 y 3.400 metros cúbicos por segundo. La avalancha de agua habría cogido a los niños en las escuelas, a las señoras en la compra y a los señores, como es costumbre en Valencia, almorzando en el bar. Los perjuicios en este supuesto habrían sido incalculables. Si hubiera subido las compuertas en esas horas, estoy seguro de que ese mismo día habría ido a la cárcel. Y además, las diversas riadas que se produjeron después de esa hora habrían rebasado de todos modos la presa, aún con los aliviaderos abiertos".

Al conocer su procesamiento, Jesús González intenta mantener el buen talante y no desfallecer ante el largo camino que se le abre para clarificar su inocencia o su presunta culpabilidad. Durante la conversación mantenida con EL PAIS en las oficinas del MOPU en la presa, recibe insistentes llamadas de medios informativos y de colegas de su profesión que quieren escuchar sus reacciones. Desde Madrid le informan que te respaldan, que el ministro tiene preparada una orden para asumir la defensa de los procesados.

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Unas horas de angustia

Lo que sucedió aquel 20 de octubre en Tous es el origen de su procesamiento. Sobre todo, en opinión del juez, la circunstancia de que el único grupo electrógeno que tenía la presa para accionar las tres compuertas se encontrara en una torre de control del desagüe de fondo, en cota inferior a la de coronación, que motivó que lo inundara el agua, es indicativa de presumible imprudencia temeraria. El fluido eléctrico había quedado cortado en la presa desde la madrugada del día 20, y las comunicaciones telefóncas del embalse con el exterior, horas después. Por tanto, en el supuesto de considerar imprescindible la apertura de compuertas para regular las avenidas, aquéllas solamente se podían accionar cou un grupo electrógeno o manualmente.Según la versión del procesado, el grupo había sido colocado en la cota 88, cuatro metros por encima del embalse, en una torre situada frente al muro, para facilitar las tareas de unos técnicos que estaban revisando el desagúe de fondo. Se necesitaban diecisiete millones de metros cúbicos en el embalse para que el agua llegara a esa cota. "Lógicamente, en las condiciones en que dejamos la obra el día anterior, era imposible que el grupo se mojara. Durante el tiempo de trabajo del día 19, en Tous no llovió, y además no se nos avisó de que iba a producirse una avenida de agua. Empezó a llover fuerte aquí en la madrugada del día 20. Sin embargo, en cerca de seis horas, estos diecisiete millones de metros cúbicos llegaron y mojaron el grupo". Por diversos conductos se solicitó un grupo, pero cuando llegó el primero, hacia las dos de la tarde, el río había derruido el camino de acceso a la obra, y no era posible el acceso al aliviadero donde se encuentran las compuertas.

A media mañana, según su versión, llegó un ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Júcar con el encargo de accionar las compuertas procurando mantener operativo el canal Júcar-Turia, que abastece de agua a Valencia, y con la previsión de avenida de seiscientos metros cúbicos por segundo. Quedó sorprendido por la información, ya que sus cálculos de caudal a las 11.30 horas eran de unos 5.400 metros cúbicos por segundo. Previamente, doce personas, repartidas en tres grupos, habían intentado abrir- manualmente las compuertas, "pero por el esfuerzo sobrehumano que se emplea en estas ocasiones", afirma González Marín, "nos cargamos la estrella de la llave y desistimos". A las seis de la tarde, después de angustiosos esfuerzos, consideró que la situación era irreversible, pues el agua ya estaba erosionando el muro de materiales sueltos de la presa, y al llegar un coche de la Guardia Civil con radio, dio el aviso de que Tous reventaba. Minutos después se difundió por todas las emisoras la orden de evacuación de numerosos pueblos de la ribera del Júcar situados cuenca abajo de la presa.

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