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Empresarios y centrales sindicales realizaron ayer un gran esfuerzo por acercar sus posturas sobre negociación colectiva

La sensación de ruptura que se ha venido respirando en los últimos días en las negociaciones del acuerdo interconfederal para 1983 cambió ayer sustancialmente. Aunque las discusiones se prolongarán posiblemente hasta bien entrada la madrugada, empresarios y sindicatos parecen dispuestos a llegar a un acuerdo, aunque ello suponga que ambas partes dejen las puntas en la batalla. Todo parece indicar que habrá acuerdo, a pesar de que su contenido se perfile definitivamente durante el fin de semana. En este cambio de tendencia parece haber jugado un papel importante la reunión que mantuvo ayer el presidente del Gobierno con empresarios en las reuniones organizadas por la APD.

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A juzgar por las impresiones recogidas entre empresarios y sindicatos, ambas representaciones están haciendo un enorme esfuerzo por flexibilizar al máximo sus anteriores posiciones. Los tres grandes puntos de discordia, la jornada, la banda salarial y la cláusula de revisión están siendo objeto de un minucioso debate entre las partes. Ya, al parecer, se habían celebrado reuniones bilaterales durante el período de reflexión de 48 horas que ambas partes se concedieron para suavizar sus posturas. Sin embargo, según avanzaba la negociación se fueron produciendo situaciones confusas, que planteaban nuevas dificultades a las expectativas iniciales de un no demasiado difícil acuerdo.Empresarios y sindicatos tratan de no perder demasiado en lo que hasta ahora han venido defendiendo. El cómputo de jornada y la consideración del bocadillo como tiempo efectivo de trabajo ha quedado finalmente relegados a un segundo plano, a pesar de que el sistema de negociación no va dejando los temas cerrados, sino que los va vinculando a otros aún no discutidos. CEOE y CETYME, a juzgar por las informaciones que se van filtrando, han renunciado a que el tiempo de bocadillo sea objeto de negociación en esta mesa. La patronal, hasta ahora, había defendido que este período no debía computarse como tiempo efectivo de trabajo. Presumiblemente, esta será una de las cuestiones que se llevarán a las negociaciones convenio por convenio.

Los sindicatos, por su parte, parece que están dispuestos a reconsiderar el cómputo anual y su anterior propuesta de establecer controles trimestrales en esta materia. Los controles podrían ampliarse en tiempo.

La incógnita sigue centrada en la banda salarial, aunque las impresiones apuntan a que los sindicatos cederán en la parte alta de la banda, pasando del 13% a un porcentaje no inferior al 12,5%. A cambio, CEOE y CEPYME pueden considerar la posibilidad de subir por abajo su oferta, fijada en el 8%.

La flexibilidad que se ha registrado en las, hasta ahora, intransigentes posturas de los dos interlocutores, tienen, no obstante, una dificultad en la aceptación de sus respectivas bases. Sectores de la CEOE, concretamente la banca, han considerado que la oferta del 8% al 12% ya era suficientemente generosa y han defendido una banda más baja. Según se ha podido saber, éste fue uno de los puntos más conflictivos en la última reunión de la junta directiva de la CEOE.

Por su parte, los sindicatos han hecho cuestión de principio del 13% como techo necesario si se quería mantener el poder adquisitivo. Su margen de maniobra es corto, si quieren convencer a los trabajadores de la bondad de un acuerdo que no cuente con la garantía que significa ese techo. Sin embargo, confían en trabajar sobre la cláusula de revisión, conviertiendo ésta en el elemento que garantice la defensa del poder adquisitivo.

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