La identidad de Moreno Torroba
El programa de la Orquesta Nacíonal encomendado al maestro García Navarro presentaba dos novedades: una, absoluta, el estreno de la Fantasía de Moreno Torroba; otra, relativa, la ejecución, por vez primera en la ONE de Los planetas, de Gustav Holst. El éxito acompañó a la nueva aparición del director valenciano así como a la actuación como solista del pianista uruguayo Humberto Quagliata.Se ha comentado mil veces la extraordinaria naturaleza de Federico Moreno Torroba, quien se nos murió, casi por sorpresa, después de rebasar los noventa años de juventud. Prueba de esas condiciones fuera de serie es que, en los últimos trechos de su vida, viajó y trabajó en la SGAE, atendió el género lírico y volvió a los géneros de alto vuelo.
Estreno del concierto de M
Torroba.Obras de Stravinski y Holst. Orquesta NacionaL Director: García Navarro. Pianista: Humberto Quagliata. Teatro Real. 21, 22 y 23 de enero.
Música de trazo fácil, buena factura y comunicación directa, la Fantasía castellana posee un primer valor que, simplemente enunciado puede sonar a perogrullada: es música plenamente de Moreno Torroba, en un, inconsciente deseo de confirmar en cualquier género sus señas de identidad. Incluso carece de ciertas preocupaciones muy evidentes en el caso de El poeta que, en la medida que sea, frenaban un tanto ¡a naturalidad lírica, afectiva y enraizada en lo popular del autor de Luisa Fernanda.
Perfil y sentimiento
La escritura pianística hereda todavía el lenguaje del romanticismo y el tratamiento de lo tradicional, esto es, de: lo castellano, no es esencialista, a lo Falla, pero tampoco se entrega al célebre acarreo fácil. Más bien aparece como naturaleza, como perfil y sentimiento inevitable y, por supuesto, inevitado del compositor. Quagliata, a quien el concierto -cuyos tres movimientos se funden en un todo continuo- está dedicado, hizo un estreno precioso: claro, expresivo y a la vez sobrio y evocador. Tuvo a su lado, al frente de la Nacional a García Navarro que logró excelentes resultados, incluso poco comunes, en el caso de un estreno. Todos los aplausos fueron ofrecidos por los intérpretes a la memoria de Moreno Torroba.
Durante el tiempo de la primera guerra mundial -cuando y a habían sucedido bastantes cosas de finitorias en la música específica mente contemporánea- el inglés Gustav Holst compone su amenazadora suite, Los Planetas. Evidentemente retardataria en su momento -la impresión de una edición menor y a la inglesa, de Respighi, es constante- resulta hoy anticipadora de un subgénero: la música que acompaña los filmes de cines y televisión referidos a lo extraterrestre. García Navarro hizo una versión espectacular de una obra cuya sustancialidad es, precisamente, el espectáculo, el convencer (o vencer) al público, por las bravas, si hacemos excepción de algunas auscultaciones a lo místico, tan convencionales, como la grandeur británica a la Kipling de los momentos heroicos.
El concierto comenzó con una versión poco brillante y casi aburrida en su mezzofortismo y pobreza de color, de la opus 3, de Stravinski, Scherzo fantástico.
Babelia
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