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La nueva dirección del Museo Picasso busca una mayor presencia ciudadana

Tomàs Delclós

La nueva directora del Museo Picasso de Barcelona, Maria Teresa Ocaña, tiene como tarea inmediata la elaboración de un catálogo del patrimonio de la entidad, la apertura de nuevas salas en el contiguo palacio Meca, y la acogida de nuevas donaciones: 117 grabados, cedidos por la familia cumpliendo la voluntad del pintor, y la colección de 41 piezas de cerámica. Entre los proyectos de la nueva dirección figura el conseguir una mayor proyección ciudadana y cultural de la entidad.Maria Teresa Ocaña destaca la importancia del museo barcelonés para comprender la evolución de la obra del artista.

Rechazo estético

La entidad posee una excelente muestra de la etapa barcelonesa de Picasso y de sus primeros trabajos. La existencia de obras de su etapa anterior al cubismo, más figurativa, resulta enormemente pedagógica para quienes van con la prevención de que los artistas abstractos lo son porque no saben dibujar. Esta simpleza se liquida inmediatamente ante determinados cuadros de Picasso expuestos en Barcelona. "Existe, todavía, algún tipo de rechazo estético en determinados sectores, por ejemplo ante la serie de Las Meninas, pero cada vez menos. El arte contemporáneo se integra en la vida cotidiana con mayor facilidad cada día". El museo pretende no convertirse en un almacén de joyas valiosas, sino incrementar su presencia ciudadana y cultural, ser un centro de dinamización. Las posibilidades que dará el nuevo espacio creado con la apertura del palacio Meca facilitarán esta tarea. "Al museo llegan expertos de todo el mundo, en especial norteamericanos. Pero, al margen de facilitar su tarea, la entidad tiene que ayudar a un mayor conocimiento de Picasso en la ciudad y estrechar los contactos con la familia picassiana que existe, que ha colaborado con el museo con aportaciones importantes y que no ha de tener la sensación de que el museo se desvincula de ellos". Al margen de las donaciones que recibe el museo, la entidad tiene colaboraciones más anónimas como la de Amics del Museus, algunos de cuyos socios se prestan desinteresadamente a dirigir visitas organizadas.La próxima apertura del Museo Picasso de París, no se ve, desde Barcelona, como una competencia. "Existen buenas relaciones con el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Picasso de París. La voluntad es de colaboración". El museo de la calle Montacada negocia llevar a Barcelona de Las señoritas de Avinyó; pero al margen de posibles grandes acontecimientos, la entidad plantea la organización de muestras monográficas que estudien aspectos concretos de la tarea picassiana y que motiven a una investigación en profundidad de tales aspectos.

La elaboración del catálogo pormenorizado de lo que contiene el museo es una necesidad todavía no satisfecha que servirá para dar una información pública y detallada del patrimonio de la institución. Un patrimonio que se incrementa gracias a las donaciones, ya que el mercado internacional de las obras picassianas supera las posibilidades económicas de la entidad. "No se trata únicamente de eso. También es difícil que las obras que entren en este mercado sean las que interesan más al museo para cubrir sus vacíos".

Por otra parte, se ha editado en Barcelona, por parte de la Fundación Picasso-Reventós, un libro de homenaje al pintor en el que se recogen testimonios personales de Jordi Pujol, Josep Tarradellas, Miquel Utrillo (hijo), Salvador Espriu, Antoni Tápies, Jaime Gil de Biedina, Antorti Clavé y Joan Miró, entre otros, sobre las relaciones del artista con sus amigos catalanes. El libro está muy cuidado en el aspecto gráfico.

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