Compensación adecuada
En días pasados, varias brillantes plumas se han dedicado a criticar severamente el proyecto de elevar a 250.000 pesetas mensuales los honorarios de los diputados.Entre otros, han destacado en ese afán Luis María Ansón y Emilio Romero en Ya y Carlos Díaz en EL PAIS.
Las argumentaciones que utilizan, junto a caer en lo que se ha dado en llamar demagogia barata, al estar basadas en mezquinas visiones parciales o en el atacar por atacar, tan sólo sirven para deformar a la opinión pública, con lo que se presta un flaco servicio a la consolidación de la democracia.
El tema tiene suficiente entidad como para que prime la objetividad sobre las distintas posturas políticas.
La altísima función que corresponde a los diputados, legítimos representantes del pueblo español, cualquiera que sea el partido a que pertenezcan, exige unas contraprestaciones mínimas para el normal desarrollo de sus labores.
Si estamos de acuerdo en que la condición de diputado debe ser incompatible con el desempeño de cualquier tipo de función o empleo que sea retribuido por el Estado y los entes autonómicos.
Si estamos de acuerdo que también debe ser incompatible con todo puesto en cualesquiera de las entidades, organismos y empresas del Estado y los entes autonómicos.
Si estamos de acuerdo con estas incompatibilidades públicas y las privadas que les exigimos, es del todo punto lógico que se les compense justamente su dedicación, así como que se les facilite al máximo sus labores.
En un informe que se me encargó al respecto en el ministerio donde presto mis servicios, hace ya tres años, al mismo tiempo que propugné tan amplísimas incompatibilidades, propuse las siguientes contraprestaciones:
a) Remuneración suficiente (como mínimo, la de director general).
b) Dietas adecuadas, que le permitan vivir en un hotel digno y compense los gastos de las comidas de relación, indispensables en su puesto.
c) Viajes gratuitos.
d) Que el Parlamento ponga a su disposición un despacho para cada uno.
e) Que el Parlamento pague los sueldos de un secretario particular y una auxiliar-mecanógrafa designados por el diputado.
Estimo que son los estipendios y medios imprescindibles que debemos poner a disposición de los diputados para que, de verdad, se dediquen exclusivamente -y podamos exigírselo- a sus labores legislativas y a mantener contactos permanentes con la circunscripción que los eligió. / Funcionario del Ministerio del Interior.
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