'Stern' denuncia un supuesto atentado contra el presidente de la RDA, Erich Honecker
La revista alemana Stern informa esta semana que el último día del año pasado, en las afueras de Berlín Este, un instalador de calefacciones disparó contra el jefe del Estado de la República Democrática Alemana y secretario general del partido, Erich Honecker, hirió de gravedad a un policía y después se suicidó de un tiro en la cabeza.La agencia oficial de noticias de la RDA (ADN) desmintió ayer que se hubiese cometido un atentado contra Honecker, pero reconoció que un automovilista, en estado de embriaguez, provocó un accidente de tráfico, disparó sobre un policía y después se suicidó.
La versión del atentado, que publicará el próximo jueves Stern, habla de un instalador de calefacciones, Paul Essling, de 41 años, que con su Lada 1300 intentó meterse en la caravana de coches que acompañaba a Honecker, que se dirigía a una cabaña de caza en las afueras de Berlín Este.
Essling se coló detrás del coche de Honecker, pero los coches de la escolta le sacaron de la carretera. El instalador salió del coche, disparó e hirió a un policía. Cuando los policías de la escolta de Honecker le rodearon, se suicidó de dos disparos en la cabeza.
Esta versión de Stern fue desmentida ayer por la agencia ADN, que citó al Ministerio de Interior de la RDA, y reconoció que en la localidad de Klosterfelde, al norte de Berlín, se produjo un incidente de tráfico. Según ADN, un automovilista completamente borracho provocó un accidente y disparó contra la policía. El automovilista se suicidó después.
El corresponsal de Stern en Berlín Este asegura que el instalador conocía perfectamente el barrio de Wandlitz, donde viven los miembros de la jerarquía política de la RDA, porque había realizado diferentes trabajos en casas de prominentes. La revista atribuye una motivación política al atentado de Esslin, que actuó movido por el odio despertado por el lujo que pudo ver en las casas de los dirigentes políticos de la RDA.
Las posibilidades de un atentado en la República Democrática son muy escasas, porque el muro de Berlín y la frontera entre las dos Alemanias hacen casi imposible la introducción de armas de fuego en el país. Las medidas de seguridad que toma la policía para asegurar los desplazamientos de los dirigentes políticos no tienen parangón.
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