La Liga Arabe instala su sede definitiva en Túnez

La Liga de Estados Arabes ha iniciado la construcción de su sede definitiva en Túnez, donde radica provisionalmente desde que, en marzo de 1979, fue abandonada la sede de El Cairo como medida de rechazo a la firma de los acuerdos de Camp David entre Egipto, Israel y Estados Unidos. El hecho viene a confirmar que la hostilidad entre las capitales árabes y el régimen egipcio sigue acentuándose.- Congeladas, por el momento, las tentativas de los países moderados del golfo Arábigo de normalizar las relaciones con El Cairo, la Liga Arabe y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) han reafirmado días atrás que la normalización con Egipto sigue condicionada a su renuncia del tratado de paz con Israel.

Treinta millones de dólares van a ser dedicados a la construcción de la sede de la Liga en Túnez, según lo acordado por la última cumbre árabe celebrada en Fez el año pasado.

El Gobierno tunecino ha donado seis hectáreas de terreno y financiará parte de los trabajos, que deben estar acabados en 1986.

Los egipcios consideraban, bajo la presidencia del asesinado Anuar el Sadat, que la organización seguía radicando en El Cairo, pero el actual jefe del Estado, Hosni Mubarak ha adoptado una posición más cauta, reconociendo que su país no está preparado para recibir nuevamente a la Liga, si ello está supeditado a la ruptura de relaciones con Israel.

Hace pocos días, Mubarak ha ido todavía más lejos al admitir que sólo aceptaría la instalación en El Cairo de un Gobierno palestino en el exilio si éste renunciara a organizar, desde esa capital, acciones de guerrilla contra Israel. Prudente, el rais expresaba su convencimiento de que los palestinos jamás aceptarían instalarse en la capital egipcia si se les obligaba a mutilarse en una de las vertientes de su lucha contra Israel.

Esta excesiva cautela de Mubarak explica la negativa del ala política de la OLP a permitir a Yasir Arafat pisar de nuevo El Cairo. Aunque la recuperación de Egipto sigue llamándose a gritos por todos los árabes, la organización palestina no ha vacilado en destituir a su representante oficioso en la capital egipcia después de que éste dejara entrever, en unas declaraciones, la posibilidad de una rápida normalización entre Egipto y la OLP.