La población abandona la ciudad libanesa de Trípoli tras un diluvio de fuego de artillería
Trípoli, la segunda ciudad en importancia de Líbano, con 400.000 habitantes, sufrió en la noche del jueves un auténtico diluvio de fuego de artillería. Los proyectiles caían con una frecuencia de diez por minuto. Más de doce personas resultaron muertas y otras cuarenta, heridas en los enfrentamientos que desde hace semanas enfrentan a milicianos pro y antisirios. Al sur de Beirut, dieciocho militares israelíes resultaron heridos en una emboscada, según una información oficial facilitada en Jerusalén.
Han empezado a escasear los víveres y el agua, ha quedado cortada la electricidad y el teléfono, y 25.000 personas han abandonado ya la ciudad de Trípoli, según un informe del comité internacional de la Cruz Roja.En los barrios donde los combates son más intensos, los de Bab el-Tebane, Baal Mohsen y Kobe, numerosos edificios han quedado destruidos y las calles se encontraban ayer en completo silencio, sólo roto por el paso de las ambulancias y los coches de bomberos.
El recrudecimiento de los combates en la noche del jueves se produjo poco después de que el Comité de Coordinación -encargado de mediar entre los contendientes-, presidido por el antiguo primer ministro Rachid Karame e integrado por representantes de organizaciones pro y antisirias, decidiese el despliegue de comisiones en Trípoli con la intención de controlar que se respete un alto el fuego.
Los beligerantes de esta guerra en la guerra son, por un lado, los musulmanes sunitas, que constituyen las tres cuartas partes de la población, apoyados por los palestinos, y en el bando contrario, una minoría alauita local, apoyada por los ocupantes sirios. Ninguno de los esquemas tradicionales de las guerras de Líbano se reproduce en esta ciudad del norte del país. Los cristianos no están prácticamente implicados en la batalla. La guerra de Trípoli debe ser considerada más bien fruto de los problemas internos sirios y de las diferencias siriopalestinas.
Negociación líbano-israelí
Los enemigos del presidente sirio, Assad, que han sido aplastados en anteriores revueltas en ciudades del interior de Siria, parecen ahora atacarle allí donde es más débil, en este caso, en Trípoli, donde la mayoría sunita es contraria a la alianza alauita-siria. La OLP, por su parte, parece decidida a reproducir en la segunda ciudad libanesa las diferencias que la enfrentan al régimen de Damasco.
Mientras tanto, la radio israelí anunciaba ayer que el Gobierno de Tel Aviv está dispuesto a aceptar las propuestas de compromiso formuladas el pasado jueves en Kiryat Chmona -una de las dos ciudades donde se desarrollan los contactos líbano-israelíes- por el jefe de la delegación norteamericana, Morris Draper.
La radio no ha ofrecido ningún detalle sobre el contenido de esas propuestas, pero, según fuentes de Beirut, Draper habría sugerido que no haya orden del día para las futuras negociaciones entre Líbano e Israel, sino una lista abierta de temas a examinar, en la que cada parte inscribiría libremente los puntos que desea discutir.
Estas propuestas han permitido abrir una puerta a la esperanza en unas negociaciones que se encuentran en punto muerto desde su inicio, el pasado 28 de diciembre. La próxima reunión debe celebrarse el próximo día 10 en la localidad libanesa de Jalde.
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