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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El comisionado del Parlamento vasco

El martes 28 se nombró el Defensor del Pueblo. El señor Ruiz-Giménez es, sin duda, el candidato idóneo para desempeñar la alta misión que esta institución ha de llevar a cabo. Un largo historial democrático, un reconocido prestigio social y una honradez pública le avalan y le confieren plena auctoritas para ejercer el cargo.Su misión es la de controlar la actividad de la Administración en las relaciones con los ciudadanos, exigiendo que ésta se atenga en todo momento al escrupuloso respeto de los derechos consagrados en el título primero de la Constitución.

El Defensor del Pueblo es un alto comisionado de las Cortes Generales para vigilar la actividad administrativa y, en consecuencia directa, la responsabilidad del Gobierno que dirige esa Administración. Es, por tanto, un delegado de las Cortes Generales frente a la Administración.

En Euskadi, y en virtud del artículo 15 de nuestro Estatuto de Autonomía, el Parlamento vasco, en su día, nombrará un delegado suyo con iguales funciones que el Defensor del Pueblo. El comisionado del Parlamento vasco ejercerá, según el artículo 15, las funciones que en el resto del Estado tiene atribuidas el Defensor del Pueblo. Sin embargo, la actividad de ambos delegados de diversos Parlamentos deberá ser siempre coordinada, dado que su objetivo es exactamente el mismo en ámbitos diferentes; esto es, lograr que la actividad de la Administración se ajuste a los derechos constitucionales de los ciudadanos.

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El Estatuto de Autonomía prevé también que el futuro comisionado del Parlamento vasco pueda ejercer otras funciones que el mismo Parlamento le encargue, además de las que ya están previstas en el ley orgánica del Defensor del Pueblo.

El Defensor del Pueblo, ya nombrado, y el futuro comisionado del Parlamento vasco, que habrá de esperar a que se consolide la Administración vasca, serán dos figuras fundamentales en la lucha contra las inmunidades del poder. Quienes estudiamos detenidamente esta figura nos damos cuenta de la radical importancia que puede tener, tanto a nivel de todo el Estado como a nivel de la comunidad autónoma, como una auténtica magistratura de opinión pública, cuya única pero decisiva arma es la publicidad total de sus conclusiones sobre la actuación de la Administración. Por ello, habrá de ser la encarnación institucional del hombre bueno e incorruptible.

Sirvan estas líneas para desear toda suerte de éxitos en su labor al Defensor del Pueblo, que proporcionará una experiencia inapreciable para cuando, en el momento adecuado, el Parlamento vasco opte por elaborar la ley con arreglo a la cual actuará el comisionado del Parlamento vasco. /

abogado.

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