La CNT no quiere 'funcionarios' entre sus filas anarcosindicalistas
Una particular versión del sindicato y de la función de los sindicalistas ofrece en el panorama de las centrales históricas la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Acción directa, apoliticismo y anarco sindicalismo son palabras míticas pero todavía vigentes en este sector sindical. Para Esteban Alonso, agente de seguros y secretario de Prensa del Comité Regional de Cataluña de la CNT, "los sindicatos que se dicen mayoritarios han establecido una casta de funcionariado interpuesta entre los trabajadores y las empresas; nosotros creemos que es una inmoralidad cobrar un sueldo del sindicato".La CNT de Cataluña no tiene liberados entre sus militantes. "El voluntarismo es lo que prima entre los cenetistas", señala Esteban Alonso, de 57 años, responsable de información. Alonso reparte el tiempo entre su empleo en la Compañía Nueva Mundial de Seguros donde obtiene unos ingresos mensuales de 55.000 pesetas, y el trabajo sindical.
"Nosotros estamos por la acción directa, pero no tenemos más remedio que establecer una mínima estructura porque hoy en día la sociedad se mueve en un entramado legal que obliga incluso a los trabajadores a acudir al abogado en muchas ocasiones". La acción directa, sin embargo, no es sinónimo de las pistolas, según declara el dirigente cenetista. "No somos partidarios de las bombas, pero la lucha obrera ha sido siempre salvaje. Son los trabajadores los que tienen que resolver directamente sus problemas".
Esteban Alonso recuerda haber bebido desde niño en las fuentes históricas libertarias y se declara contrario "al proceso volitivo de militantes jóvenes que querían imponer sus métodos parlamentaristas en la CNT; la escisión no llegará muy lejos porque un militante no se forma en medio día". Aunque nacido en una familia de clase media de Valladolid, su infancia transcurrió "a bombazos, en un elima de guerra civil vivida día a día en el barrio de Gracia de Barcelona". El militante cenetista se declara "de formación catalana", con una militancia marcada desde niño en las Juventudes Libertarías. Fue camarero, mozo de almacén y vendedor de periódicos. En su discurso destaca una suavidad cultivada, que contrasta con su condición de cenetista radical.
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