El Gobierno de Guatemala parece haber conseguido la precaria pacificación de algunas zonas rurales
El Gobierno de Guatemala parece haber conseguido instalar una tensa paz en zonas del país donde hasta hace pocos meses se sucedían los choques con las guerrillas y se informaba de matanzas por las tropas del general Ríos Montt. Pero para una buena parte de la población india, las convulsiones de la lucha antiguerrillera han sido remplazadas por nuevas preocupaciones y rupturas de su manera tradicional de vida.A pesar de que continúan los incidentes violentos, hay indicios de que el Gobierno ha logrado controlar con cierta firmeza numerosas zonas del país, con excepción de algunas franjas en la frontera con México y otras en el interior.
Los medios por los cuales se ha conseguido esta precaria y parcial pacificación están sometidos a discusión. Los militares y el Gobierno del general Efraín Ríos Montt, que se hizo con el poder mediante un golpe de Estado en marzo pasado, insisten en que la causa es el renovado apoyo que prestan los campesinos al régimen, después que los guerrilleros han sido incapaces de cumplir sus promesas de un mejor nivel de vida.
Otras fuentes, incluyendo miembros de diversas iglesias y de organizaciones humanitarias internacionales, aseguran sin embargo que los militares guatemaltecos han desarrollado durante cinco meses una ola de terror como para que la gente se sienta intimidada y convencida de que su vida peligra si ipoya a los izquierdistas.
Un argumento en el que suelen coincidir un buen número de partidarios y adversarios de la guerrilla es que las organizaciones guerrilleras son en parte responsables del bajo nivel de apoyo con que cuentan actualmente, por haber forzado a los indios a apoyar su causa.
Un dirigente religioso de la provincia de Huehuetenango afirma que los guerrilleros han acabado haciendo lo contrario de lo que prometían inicialmente a los campesinos. "Han forzado a la gente, han matado a gente por unirse a las patrullas civiles... pero por lo que yo sé, al menos en esta provincia, nunca llan arrasado un pueblo".
El aparente bajo tono de la actividad guerrillera se detecta en los numerosos controles de carretera a cargo del Ejército. En algunas zonas de la provincia de Huehuetenango, estos controles acaban ahora generalinente con un "todo tranquilo" por parte del vigilante de turno.
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