Momentánea interrupción de las bajas
Los mercados de valores nacionales consiguieron, al fin, quebrar la pertinaz tendencia negativa que les había venido afectando durante las últimas semanas, gracias al efecto combiando de la retirada de algunas partidas vendedoras de cierta consideración, y a la mayor firmeza que por fin pudieron conseguir imponer los cuidadores de los valores eléctricos, en los precios de los títulos encargados a su tutela.Realmente se han producido muy pocos cambios significativos en un panorama bursátil que cada vez amenaza con resultar más sombrío. Los tradicionales panchitos navideños, es decir aquellos inversores escasamente expertos en las lides bursátiles que acuden a comprar acciones o derechos de suscripción en los últimos compases de cada año para beneficiarse del juego de las desgravaciones fiscales, parecen haber ortado en esta ocasión por reconducir sus fondos hacia destinos mas seguros que los del mercado de títulos de renta variable, con lo que una buena porción de operadores a corto se han quedado sin la esperada oportunidad de conseguir unos beneficios fáciles, como consecuencia del incremento de precios que generan este tipo de ordenes.
Posiblemente hubiese que rebuscar mucho en los altillos del recuerdo de los más veteranos para encontrar un mes de diciembre con menos espectativas. Es cierto que el volumen diario de contratación se ha incrementado en relación a la media de lo que ha venido constituyendo el año, pero tampoco es menos cierto que este incremento dista mucho de presentar la diferencia en relación a meses anteriores que ofrecía otros años.
Por si todo este, fuera poco, los derechos de suscripción de las compañías eléctricas se debaten con furia para intentar terminar sus períodos ampliatorios con sus precios en posiciones superiores a una peseta; bastantes acciones bancarias se aproximan peligrosamente al 200% sin que las pérdidas en sus precios acumuladas a lo largo del año constituyan un argumento lo suficientemente disuasorio como para empujar a los inversores a comprar; y ya puestos es análisis escasamente esperanzadores habría que señalar que ni tan siquiera el anuncio formal de pago de dividendo de Iberduero ha sido capaz de generar algún fijo comprador de consideración hacia este valor.
Porque realmente lo de Iberduero es curioso. Sus administradores consiguen ir sorteando, bien es verdad que con distinta suerte, los escollos que van apareciendo en su camino, y terminan, al menos hasta el momento, ofreciendo a sus accionistas una retribución similar al del resto de sus compañeros de sector. Sin embargo la sombra de la central nuclear de Lemóniz debe pesar con tanta fuerza en el ánimo de los inversores que les impide demandar títulos de esta compañía, aunque no sea más que para cobrar dentro de un par de semanas cinco duros pos acción.
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