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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La urgencia médica integral

Este desequilibrio entre éste y otros servicios ha producido la masificación en la urgencia hospitalaria, donde el ciudadano acude ante el menor síntoma, mientras que enfermos en situación crítica, que podrían beneficiarse de esta asistencia, fallecen con demasiada frecuencia antes de llegar al hospital. Así, en el primer semestre de 1980, de los 653 ingresos que se produjeron en el área de admisión de Medicina Intensiva de la ciudad sanitaria Primero de Octubre, el 16,5% ingresó cadáver.La próxima puesta en funcionamiento del centro de coordinación e información de urgencias de Madrid y la adquisición en este último año por el Insalud de trece unidades móviles de Medicina Intensiva posibilitaban la iniciación de un sistema integral de urgencias de acuerdo con las necesidades de la población, los conocimientos y las posibilidades económicas del país.

Pero la falta de criterio de la actual dirección del Insalud, al transferir estas unidades móviles a la Dirección General de Tráfico, dificulta el desarrollo futuro de un sistema integral de urgencias al imposibilitar el funcionamiento eficaz de estas unidades, segregándolas de los servicios hospitalarios de Medicina Intensiva, por lo que no dispondrán del imprescindible personal cualificado para su funcionamiento, además de impedir la organización de un sistema de transporte interhospitalario para los pacientes graves, necesidad indiscutible en cualquier red hospitalaria, ya que no es posible que todos los centros realicen una asistencia a todos los niveles y de todos los enfermos.

La utilidad del transporte interhospitalario fue puesta de manifiesto por los óptimos resultados obtenidos con las unidades móviles de Medicina Intensiva en Madrid y Palencia durante la fase de presión asistencial generada por el síndrome tóxico, y aun posteriormente, durante el pasado verano, por los servicios realizados a partir de la ciudad sanitaria Primero de Octubre. En este tiempo se realizaron numerosos traslados de pacientes en situación crítica que precisaban una asistencia cualificada y que ésta no podía prestarse en el centro de origen, garantizándose durante el transporte la continuidad en la asistencia intensiva por personal especializado y con el equipamiento apropiado. Los sistemas integrales de urgencia se han desarrollado en el mundo en los últimos veinticinco años; así, en Francia se inician en 1956 y en Rusia en 1960. Pero es a partir de 1967, después de la publicación por Pentridge de la experiencia en Belfast, cuando el sistema se extiende, al demostrarse en diferentes ciudades norteamericanas su eficacia y confirmarse sus resultados, generalizándose desde 1973 en Estados Unidos con la creación del Emergency Medical Service.

Evitar la muerte

Inicialmente la asistencia intensiva prehospitalaria se dirigió a la atención de la cardiopatía isquémica aguda, es decir, del infarto agudo de miocardio y de la muerte súbita, demostrándose que es posible tratar la muerte súbita y que se disminuye la mortalidad prehospitalaria, incluida la que se presenta durante el transporte al hospital, descendiendo significativamente la mortalidad comunitaria por cardiopatía isquémica, concretamente en un 17%, cifra importante si se tiene en cuenta que la introducción en la década de los sesenta de las unidades hospitalarias coronarías no conllevó un descenso de más de un 2% de esta mortalidad, aunque la mortalidad hospitalaria descendiera en un 50%. La Advanced Coronary Treatment Foundation calcula que puede evitarse un 30% de las muertes que se producen por cardiopatía isquémica en medio extrahospitalario. La American Heart Association considera que podría disminuirse esta mortalidad de un 8,5% a un 15%. La importancia de estas cifras viene determinada porque esta enfermedad se ha convertido en una auténtica epidemia, siendo la primera causa de mortalidad en los países industrializados de los hombres de más de cuarenta años y de las mujeres de más de 35 años.

Así, en 1953, en Estados Unidos fallecieron por esta causa 684.066 personas, de las cuales 350.000 antes de que el enfermo pudiera ingresar en un hospital. El 30% de estas muertes se produjo en personas menores de 65 años, y de ellas el 66% estaban previamente sanas. Los datos en 1981 son similares, con una incidencia de infartos agudos de miocardio de 1.500.000. En España no existen estudios epidemiológicos apropiados, pero oficialmente en 1977 fallecieron por esta causa 10.736 personas.

La eficacia de los servicios integrales de urgencia no queda restringida al campo de la cardiopatía isquémica, sino que se han recogido resultados similares en el resto de las urgencias médicas vitales, incluidas las originadas por accidentes, que son la primera causa de mortalidad por debajo de los cuarenta años. Así, en España, en 1977 fallecieron por accidente 9.222 personas, y en 1978, sólo en accidentes de circulación, 6.900 personas. En Estados Unidos se ha objetivado que la categorización hospitalaria para la asistencia al traumatizado era suficiente para disminuir la mortalidad de los accidentes de circulación en un 15%, y si ésta se asociaba una asistencia básica in situ, ésta disminuía en un 29%, descendiendo hasta un 50% si se realizaba una asistencia integral.

En resumen, podemos concluir que los sistemas integrales de urgencias médicas se han mostrado muy útiles en la disminución de la mortalidad, principalmente en dos de las tres primeras causas de la misma en los países industrializados, es decir, la cardiopatía isquémica y los accidentes.

La pieza fundamental en un servicio integral de urgencias son los centros de coordinación e información de urgencias médicas, auténticos centros directivos que deben coordinar todos los dispositivos asistenciales con el fin de garantizar una asistencia correcta y eficaz, al menor coste posible y sin duplicidades que encarezcan el sistema.

La próxima Administración socialista, con la recuperación de las unidades móviles de Medicina Intensiva y con la puesta en marcha del centro de coordinación e información de urgencias de Madrid, puede realizar un cambio satisfactorio en la asistencia sanitaria de urgencia. Pero para ello es necesario que efectúe un cambio en profundidad de los servicios de urgencia, integrando todos los servicios de la sanidad pública, coordinando eficazmente la asistencia primaria y hospitalaria y desarrollando la asistencia intensiva prehospitalaria.

Para la realización de estos objetivos, la nueva Administración puede contar con el apoyo de la Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarías.

Narciso Perales Rodríguez de Viguri es doctor en Medicina, jefe de sección del Departamento de Medicina Intensiva de la ciudad sanitaria Primero de Octubre.

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