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El Ayuntamiento de Valladolid, decidido a proteger el patrimonio histórico de la ciudad

Contrarrestar el crecimiento congestivo de Valladolid; impedir la expulsión o marginación de las clases populares asentadas en suelos apetecibles por la avidez del proceso inmobiliario; posibilitar la formación de un amplio patrimonio de suelo público; conservar, recuperar y mejorar el medio ambiente y defender el patrimonio histórico-artistico, son algunos de los objetivos que persigue la revisión y adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid, que prevé una inversión de 24.000 millones de pesetas. El Plan se halla actualmente en fase de exposición pública y cuenta con la aprobación inicial del Ayuntamienlo gracias a los votos de socialistas y comunistas, mientras que siete capitulares (UCD, AP e independientes) se manifestaron en contra.

La revisión general del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid ha hecho correr ríos de tinta y ha marcado un hito importante en la historia de una de las ciudades españolas más dañadas por la especulación. Chueca Goitia fijó en nueve, sobre un máximo de diez, el índice de destrucción del centro histórico-artístico vallisoletano. La corporación municipal surgida de las elecciones de 1979, con mayoría de izquierdas y alcalde socialista, asumió desde el principio la necesidad de revisar el Plan General y arbitrar criterios que condujesen a un desarrollo racional, parasen el proceso de degradación del entorno y el medio ambiente y frenasen las maniobras dirigidas a encauzar el crecimiento de la ciudad por el Sur (en la margen izquierda del Pisuerga), donde promotores y constructores tenían adquiridos terrenos y presentados planes parciales con un volumen de suelo muy superior a las necesidades reales de la ciudad.La pugna ha sido épica. La presencia del avance de revisión del Plan, hace más de año y medio, levantó oleadas de protestas en algunos sectores económicos de la ciudad. Cámara de Comercio, Cámara de la Propiedad Urbana y la Asociación Vallisoletana de Empresarios (CVE) se opusieron frontalmente al proyecto realizado por el equipo de Bernardo Ynzenga y presentaron alegaciones en contra. Asociaciones de ciudadanos y de vecinos presentaron también alegaciones, pero muchas de ellas en sentido contrario, es decir, en demanda de más espacios verdes. Se recogieron un total de 210 sugerencias, muchas de las cuales han sido tenidas en cuenta a la hora de redactar la revisión definitiva del Plan.

Tras la citada aprobación, Valladolid se convirtió en la segunda ciudad española que conseguía aprobar inicialmente su nuevo Plan General, revisado y adaptado a la ley del Suelo. Pero en el período de exposición pública, las impugnaciones y alegaciones están la orden del día. José María de Aza, portavoz de UCD, señaló y en la sesión en que se aprobó el Plan que éste era "utópico, económicamente irrealizable y contrario tanto a la inversión como a la propiedad privada". Manuel González, concejal socialista responsable de Urbanismo, dijo en su réplica que el Plan "va contra los especuladores del suelo, pero apoya al constructor que honradamente genera trabajo y riqueza y al usuario de las viviendas".

Conflicto de intereses

La polémica no ha hecho sino comenzar, puesto que la revisión presentada choca frontalmente con los intereses de quienes tenían adquirido suelo en la zona sur, porque fija el crecimiento de la ciudad por el Norte y el Este, zonas de barrios marginados o de un ensanche no previsto en 1970 (fecha en que se aprobó el antiguo Plan General). Además -y éste puede ser el motivo de muchas impugnaciones-, arbitra la gestión mediante sistemas generales del suelo urbano. Este mecanismo, no aplicado hasta ahora en España, pero contemplado en la ley del Suelo, permite la ocupación inmediata de los suelos urbanos. No hace falta expropiar, sino que en las áreas afectadas por los sistemas generales se aplica un aprovechamiento medio del 10%, el Ayuntamiento ocupa el suelo y entrega al propietario un acta notarial para canjear ese suelo por otro de propiedad municipal.Sectores económicos de la ciudad y los concejales de UCD, AP e independientes aseguran que esta medida va contra la propiedad privada y puede ser anticonstitucional, mientras que los redactores del Plan, socialistas y comunistas, consideran que es un derecho contemplado en la ley del Suelo que permite un rápido aprovechamiento del suelo y una forma de conseguir dotaciones para la ciudad.

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El Plan General de Ordenación Urbana aprobado inicialmente tiene un período de ocho años de aplicación, y contempla la utilización de suelo para edificar 23.000 viviendas (a las que hay que añadir otras 17.000, previstas en planes parciales). Anualmente se conceden unas 2.000 licencias de construcción, que habitualmente no se ejecutan en su totalidad. El coste asciende a cerca de 24.000 millones, de los que una parte importante corresponden a obras de infraestructura viaria, ya que Valladolid es una de las pocas grandes ciudades españolas que carece de cinturón de circunvalación. Bernardo Ynzenga y Manuel González han señalado, en contestación a las acusaciones de que el Plan es caro e irrealizable, que el Ayuntamiento sólo tendrá que destinar al Plan una de cada cuatro pesetas destinadas a inversiones y que las cantidades que la Administración del Estado debe invertir en las realizaciones marcadas en el proyecto no son superiores a las inversiones habituales en Valladolid.

La defensa a ultranza del patrimonio histórico-artístico, la actuación mediante planes especiales de reforma interior en barrios de extrarradio nacidos en la ilegalidad, pero hoy apetecibles por los promotores para mantener su estructura sin permitir la especulación y la creación de amplias dotaciones para zonas educativas, verdes, de recreo, etcétera, son otras de las metas del Plan. Se calcula, en este sentido, que en los próximos ocho años la población de Valladolid capital no pasará de 370.000 habitantes, y sólo en el año 2000 se alcanzarán los 400.000.

El Plan aprobado es tremendamente minucioso. Consta de nueve volúmenes de más de doscientas páginas, con numerosos planos a distinta escala.

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