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Tribuna
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Nuestras reservas y nuestro apoyo

La investidura del presidente del Gobierno, Felipe González, y la formación del nuevo Gobierno se han producido en un contexto ciertamente contradictorio.Por una parte, España vive en un momento de esperanza y de ilusión de dimensiones históricas. Por primera vez en muchísimos años y por vez primera en tiempos de paz, el partido socialista llega al Gobierno. Se pone así de manifiesto la profunda voluntad democrática y transformadora que recorre la sociedad española. Pero el acceso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al Gobierno se produce en el marco de una acusada bipolarización política que los comunistas hemos denostado reiteradamente y a la que consideramos perjudicial para la profundización del proceso democrático.

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En consecuencia, el gran problema que se le plantea al Gobierno del PSOE es el de cómo asegurar la permanencia activa de esta voluntad de cambio que los resultados electorales del 280 pusieron de manifiesto. Sólo apoyándose en esta impresionante fuerza transformadora podrá el PSOE llevar a cabo los cambios que los ciudadanos demandan, superar los obstáculos que se oponen a todo proceso de transformación progresista de nuestra sociedad y evitar una actitud de estricta supervivencia.

El Partido Comunista de España aborda la nueva legislatura con el objetivo de contribuir, desde nuestra modesta representación parlamentaria, pero también desde nuestra tradición de lucha y desde nuestra presencia en la sociedad, a que las exigencias de una España más justa, democrática y solidaria puedan abrirse camino.

Sabemos que el triunfo- del PSOE contrasta con el talante de lo que suelen llamarse los aparatos del Estado, escasamente preparados para contribuir a la consolidación del proceso democrático y a los cambios económicos y sociales que una respuesta progresista a la crisis exigen. Por eso pensamos que el Gobierno debe actuar con enorme decisión, sin instalarse en una política de administración de las cosas, que, en ese contexto, podría resultar fuente de muchas frustraciones.

En ese sentido, y a partir de la actitud positiva con la que nos hemos manifestado en el voto de investidura, debo decir que tanto la composición del Gobierno como la exposición del programa del candidato a la presidencia ofrecen motivos de preocupación. La indefinición con la que el candidato a la presidencia abordó cuestiones fundamentales, tales como la política contra el paro, la defensa de las libertades, la construcción del Estado de las autonomías o la política exterior no encuentra clarificación en el pensamiento y las primeras afirmaciones de algunos de sus ministros, particularmente los del área económica.

En nuestra opinión, el candidato a la Presidencia del Gobierno no despejó en sus intervenciones ante la Cámara las dudas razonables acerca de la política económica que va a practicar el PSOE. No creo que sea sólo una opinión nuestra decir, por ejemplo, que las primeras manifestaciones del ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, aun cuando en la forma rechazan la idea de un plan de estabilización, apuntan, en el fondo, en esta dirección.

Son conocidas también nuestras reservas acerca de la política exterior del PSOE, en particular por lo que hace a la necesaria independencia y neutralidad de España. En este caso, ocurre también que la indeterminación del presidente acerca de la fecha y del contenido del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN contrasta con conocidas opiniones de su ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Morán, en el sentido de que España debe buscar una solución a la francesa, esto es, permaneciendo de hecho en la Alianza Atlántica.

Sin embargo, hechas estas y otras reservas, quiero reiterar la disposición plena del Partido Comunista de España a apoyar al Gobierno del PSOE en todo aquello que sea beneficioso para la democracia y para las clases populares. Y, en particular, frente a los propósitos de la derecha política y económica de oponerse a todo proceso de cambio. Este será el estilo de una actuación que tendrá por guía nuestro propio programa electoral y por norte la necesidad de articular, desde la sociedad, una perspectiva más progresista, popular, democrática y unitaria a los problemas que conoce nuestro país.

Gerardo Iglesias es secretario general del PCE.

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