Del tradicionalismo, a un Gobierno socialista
Padre de tres hijos, de 42 años de edad, José Barrionuevo Peña es abogado y periodista. Agnóstico en religión y socialdemócrata en política, el nuevo ministro del Interior es considerado por quienes le conocen como un hombre capaz de imponer la autoridad, porque sabe legitimarla. De familia de carlistas -su padre era practicante en la entonces Policía Armada-, casi desde su nacimiento, que tuvo lugar en la localidad almeriense de Berja el 13 de marzo de 1942, Barrionuevo se sintió identificado con el tradicionalismo.Accedió a la actividad política -o, más bien, activismo político- desde su ingreso, durante los años de Universidad, en la Agrupación de Estudiantes Tradicionalistas (AET), cuyo jefe en Madrid era José Miguel Ortí Bordás, destacado personaje del anterior régimen, de cuya mano ocupó cargos de responsabilidad en el SEU (Sindicato Español Universitario), mientras cursaba Derecho. Posteriormente se haría también periodista, actividad apenas ejercida profesionalmente.
Sus años de activista político durante el anterior régimen, en los que formó, incluso, grupos castristas -"en los que leíamos críticamente a Unamuno y a Ortega y Gasset"-, se fueron canalizando hacia otras formas de descontento hacia la dictadura, hasta concluir en la fundación de Convergencia Socialista, poco antes de la muerte de Franco.
Aún antes de ejercer el poder, como concejal en el Ayuntamiento madrileño, encabezó el movimiento vecinal de protesta contra La Vaguada, en el barrio del Pilar, de Madrid, donde vive hoy. Ya en el ejercicio de su profesión de abogado, como inspector de trabajo, fue destinado a Madrid en 1971 y se reveló, en opinión de sus compafíeros de cuerpo, como "el gran negociador". "Es el hombre hábil al que se le encargan grandes problemas laborales, como los que atraviesan empresas como el Metro y la Chrysler". Con el ministro de Trabajo Jiménez de Parga Barrionuevo fue nombrado subdirector general de Trabajo, puesto que abandonó para presentarse en la candidatura socialista a la alcaldía de Madrid en 1979.
La depuración de socialistas críticos que siguió en el Ayuntamiento al asunto Puerta elevó a Barrionuevo de la tercera a la segunda tenencia de alcaldía. Para entonces, no obstante, como portavoz del grupo socialista, este "socialdemócrata de verdad", que "ejerce bien la autoridad porque sabe legitimarla", según opinión generalizada entre sus colaboradores, ya se había convertido en el hombre fuerte del Ayuntamiento, donde transformó la imagen de la Policía Municipal.
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