Miguel de la Madrid asume la Presidencia de México con el anuncio de un plan de austeridad
Con un rígido programa de austeridad y un renovado énfasis en la lucha contra la corrupción administrativa, asumió ayer la Presidencia de México Miguel de la Madrid, 47 años, abogado especialista en temas económicos. Su elección fue apoyada el 4 de julio por casi diecisiete millones de votos.
El nuevo presidente había dado a conocer, en la noche del lunes, su nuevo Gabinete, al que los observadores califican como de centro-derecha. Con Bernardo Sepúlveda como secretario de Relaciones Exteriores, y Manuel Bartlett como titular de Gobernación, no se registran demasiadas sorpresas en una lista de 21 nombres surgidos casi todos de los altos cargos de la administración anterior. Unicamente la recuperación política de Jesús Reyes Heroles, como secretario de Educación Pública, parece mostrar una imagen más progresista del nuevo Gobierno, en el que se mantiene el secretario de Hacienda, Jesús Silva, que a lo largo del último mes ha negociado el convenio con el Fondo Monetario Internacional.La Prensa mexicana califica al nuevo Gobierno como un Gobierno fuerte. Miguel de la Madrid subrayó en su discurso de ayer esta fortaleza del Estado, que a su juicio no puede estar reñida con el derecho y la libertad.
La grave crisis económica por la que atraviesa México y las recetas para superarla ocuparon más de la mitad del discurso presidencial. Anunció a su país una etapa de austeridad, muy en línea con las recetas del FMI.
En el curso del mes de diciembre dará a conocer con más detalle la instrumentación de un programa de reordenación económica que contiene diez puntos programáticos: Disminución del gasto público, promoción del empleo con obras que ocupen mano de obra, aplicación de un criterio de selectividad a los proyectos en fase de ejecución, nuevas regulaciones para un riguroso control del gasto público, estímulo a los programas alimentarios, reforma fiscal para aumentar los ingresos públicos, estricta vigilancia de la banca nacionalizada para que el crédito se destine a las prioridades nacionales, reforma del sistema de cambios, reestructuración de la administración pública y mantenimiento del papel del Estado como rector de la economía.
Panorama sombrío
A lo largo de una hora Miguel de la Madrid describió un panorama bastante sombrío de la situación económica mexicana, sin ocultar juicios críticos a la etapa final de su predecesor José López Portillo. Apenas diez líneas dedicó a los logros del presidente saliente. El resto, hasta 23 páginas, eran críticas directas o veladas a su actuación económica."México se encuentra en una grave crisis", dijo. "Sufrimos una inflación que alcanza este año el 100%; un déficit sin precedentes del sector público la alimenta agudamente y se carece de ahorro para financiar su propia inversión; el retraso de las tarifas y los precios públicos pone a las empresas del Estado en situación deficitaria, encubre ineficiencias y agrupa a grupos de altos ingresos; el debilitamiento en la dinámica de los sectores productivos nos ha colocado en crecimiento cero".
Después de los enfrentamientos, a veces violentos, entre su predecesor y los líderes de la empresa privada, Miguel de la Madrid reiteró su llamamiento a la concordia nacional que haga posible la incorporación de todos los sectores del país para superar la crisis.
A la hora de combatir la corrupción administrativa, Miguel de la Madrid se mostró tajante. Anunció nuevas leyes penales para castigar a quienes hagan un uso ¡lícito de los fondos públicos y nuevas leyes de control para que la corrupción sea más difícil.
La política exterior de México apenas mereció a Miguel de la Madrid una docena de líneas en las que prometió respetar los principios siguientes: Autodeterminación de los pueblos, no intervención y solución pacífica de los conflictos.
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