El fracaso del último vuelo de Ariane crea tensiones los integrantes de la ESA

La acumulación de problemas derivados del fracaso en el lanzamiento de la nave europea Ariane el pasado 10 de septiembre serán objeto de análisis en el consejo que la Agencia Espacial Europea, ESA, celebre los próximos días 8 y 9 de diciembre en París. El primero de estos problemas se refiere al lanzamiento del satélite astronómico Exosat, retrasado hasta finales de julio del próximo año tras el fracaso de la lanzadera europea. Otro problema es el concerniente a la reposición de los satélites metereológicos Sirio y Marecs, perdidos en aguas del Atlántico con la tercera fase de la nave Ariane el pasado 10 de septiembre.Los científicos que trabajaron en la construcción del primero de estos satélites, pertenecientes a los equipos de investigación de la República Federal de Alemania, Holanda y Gran Bretaña, sugirieron hace poco tiempo que el Exosat fuera lanzado por una nave americana del tipo Thor Delta, con lo que demostraban su decepción por los resultados del proyecto Ariane. El señor Brado, secretario general de la ESA y responsable de sus programas científicos, ha respondido a esta sugerencia señalando que no hay duda posible de que la agencia espacial no puede a estas alturas renegar de su proyecto Ariane, que ésta es la lanzadera europea, pagada por los europeos y que prescindir de ella sería una tragedia para la ESA.

Hubert Curien, presidente del consejo de administración de ESA y del centro nacional de estudios espaciales francés, opina que la solución propuesta por los científicos del Exosat es "ininteresante desde los aspectos financiero y técnico. Habría que modificar el satélite y estos sería difícil, si no imposible, dentro de los plazos previstos para el próximo lanzamiento de la Ariane y, de otra parte, costaría una enorme suma suplementaria a la ESA".

El problema financiero, por otra parte, se replantea con los satélites Sirio y Marecs, que las delegaciones italiana y británica, constructores de los ingenios, quieren volver a lanzar en condiciones óptimas para ellos, es decir, sin costo alguno. La reconstrucción de ambos satélites a partir del material existente costaría alrededor de dieciseis millones de francos y supondría un trabajo de quince meses. Tanto italianos como británicos están dispuestos a realizar este esfuerzo, pero no a pagar los gastos derivados del lanzamiento. La ESA ha propuesto, como solución intermedia, que los satélites sean lanzados de forma separada, en sendos vuelos, y que en cada uno de ellos se incluyeran otros satélites que esperan su turno para ser lanzados y que sí pagarían. Los dos náufragos de septiembre no podrían lanzarse, de cualquier forma, antes de finales de 1984.

La lanzadera espacial europea, Ariane, está aun en fase promocional, por lo que todos sus gastos corren a cargo de los once países que componen la ESA, entre ellos España. La compañía privada Arianespace, formada a partir de la ESA, no se hará cargo del proyecto hasta que éste haya cumplido satisfactoriamente once vuelos de prueba. Un portavoz de la ESA ha señalado que se trata ahora de acelerar los trabajos previstos y revisar algunos puntos que fallaban, como el control de la dirección de vuelo. "Esperamos que todo esté a punto para mediados de enero, de forma que en febrero, como muy tarde, pueda adoptarse la decisión de enviar a Kourou, base de lanzamiento en la Guyana Francesa, el sexto ejemplar de Ariane. El lanzamiento del satélite europeo de comunicaciones ECS está previsto para finales de abril".