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El Parlamento de la Unión Soviética optó por dejar en el aire el nombramiento del sucesor de Breznev al frente del Estado

El Soviet Supremo (Parlamento soviético) finalizó ayer su sesión ordinaria del otoño sin dictar el nombramiento de nuevo presidente del Presidium, cargo que en la URSS equivale a la jefatura del Estado. El hecho ha causado gran sorpresa, porque en Moscú se daba como seguro que la elección tendría que decidirse en esta reunión de dos días.

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Mientras en Moscú resucitaban ayer los inevitables rumores sobre la posible persistencia de la lucha por el poder, Gueidar Aliev, supuesto protegido de Andropov, añadía un cargo más a su currículo, pasando a ser vicepresidente del Consejo de Ministros, lo que le da gran influencia dentro del Ejecutivo.La jefatura del Estado había quedado vacante después de la muerte de Leónidas Breznev, que fue el primer líder soviético que acumuló en su persona las funciones de secretario general del partido y presidente del Presidium.

Todos los pronósticos daban ayer a Yuri Andropov, actual secretario general, como posible nuevo jefe del Estado. Su rival, Constantin Chernenko, había pasado a dirigir la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, lo que en principio le restaba posibilidades de encabezar el Presidium.

Anoche aún se ignoraba en Moscú si el Soviet Supremo realizará próximamente una nueva reunión con carácter extraordinario, en la que se elija a la persona que habrá de sustituir a Breznev como presidente del Presidium.

Al final de la sesión de ayer tarde, los considerados como rivales -Andropov y Chernenko- mantenían una animada charla en sus escaños, lo que sin duda sirvió para templar los rumores que afirmaban que la no elección de nuevo jefe del Estado procede de la falta de un acuerdo al respecto.

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La lentitud con la que el Soviet Supremo ha encarado la designación de nuevo presidente contrasta fuertemente con la rapidez con la que el Comité Central se dotó de nuevo secretario general, apenas veinticuatro horas después de que se anunciara oficialmente la muerte de Leónidas Breznev.

El Kremlin persistía ayer en su habitual mutismo, que se ha hecho más impenetrable durante las dos últimas semanas. Algunos observadores consideraban anoche la no elección de jefe del Estado como un nuevo síntoma de que no había acabado la lucha por el poder y que los dirigentes soviéticos no habían logrado ponerse de acuerdo, temerosos algunos de ellos de dar demasiados poderes a Andropov.

Mientras tanto, el nuevo hombre fuerte, Yuri Andropov, sigue rodeándose de sus partidarios con prudencia y constancia. Ayer, el Soviet Supremo anunciaba también el nombramiento de Gueidar Aliev como vicepresidente del Consejo de Ministros, lo que le convierte en el principal auxiliar del jefe del Gobierno, Nikolai Tijonov. Aliev, de 58 años, fue designado el pasado lunes titular del Politburó, cargo al que añade el de secretario general del PC de Azerbaiyán.

El nombramiento de Aliev muestra los deseos de Andropov de rejuvenecer el Kremlin con gente de su confianza. Ambos proceden de la seguridad del Estado (KGB), aunque Aliev es un hombre que puede caer igualmente bien a los breznevianos, que aún recuerdan probablemente los ditirámbicos discursos que dirigió al anterior líder de la URSS durante el viaje que éste hizo a Azerbaiyán.

El Soviet Supremo ha aprobado también una nueva ley de fronteras, que, según la agencia Tass, hará más operativo el trabajo de la guardia de fronteras y los aduaneros. El jefe del KGB -organismo encargado de estos asuntos-, Vitali Fedorchuk, elogió en el Parlamento la nueva ley, que, según él, responde "a la creciente necesidad de reforzar la frontera soviética" en estos momentos en los que Ia situación internacional se agrava".

"En la actualidad", añadió, "nuestro enemigo de clase se dedica más activa y masivamente que nunca al espionaje total contra nuestro país, a la diversión ideológica y a buscar los medios con los que causar daño a la economía soviética". Fedorchuk -que sustituyó a Andropov como presidente del KGB el pasado mes de mayo- parece hacer buena su fama de duro durante los años en los que dirigió este mismo organismo en Ucrania.

Desde su llegada a la dirección suprema del KGB la lucha contra la disidencia ha sido reforzada. El corte del ya escaso servicio telefónico internacional ha sido completo.

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