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Divergencias en torno a la posible adaptación militar de los aviones Coronado de Spantax

La operación de cesión de la flota de aviones Convair 990 Coronado de Spantax al Ejército español, como pago de una parte -1.200 milones de pesetas- de la deuda contraída por la compañía con el Estado, parece plantear problemas de adaptación, según ha podido confirmar EL PAIS en fuentes militares. A requerimiento de Hacienda, el Ministerio de Defensa emitió un dictamen positivo de la operación y solicitó un informe técnico y económico al Ejército del Aire, realizado con sigilo durante los últimos días en Palma de Mallorca, base de operaciones de Spantax. Previamente a una propuesta de venta por parte de la compañía, el Cuartel General del Aire había informado negativamente, según confirmaron fuentes de credito.

Mientras fuentes de Spantax manifestaron la viabilidad de la operación, por la posible adaptación de sus Coronado como aviones-cisterna para el Ejército del Aire, fuentes del Ministerio de Hacienda defendieron la utilización de los mismos para el transporte de tropas. Sin embargo, ya sea para alimentar de combustible a otros aviones en vuelo o para el transporte de tropas y material bélico, fuentes militares aseguran que el Hércules es un avión nacido específicamente para estas misiones, por lo que su capacidad de carga y autonomía son claramente favorables.Tanto el Ministerio de Defensa como el Cuartel General del Aire, según confirmaron a EL PAIS, descartan en sus informes que la adquisición pueda llevarse a cabo con cargo a sus presupuestos. Solamente si la cesión fuera sin coste alguno aceptarían la adquisición de la flota de aviones Coronado que Spantax tienen fuera de servicio por anticuados y faltos de rentabilidad.

En opinión de la compañía de vuelos charter, la operación es muy interesante para el Ejército español, porque no les costaría nada. Sin embargo, fuentes de Hacienda aseguran que, de llevarse a cabo la operación, el coste real -aunque no a cargo del presupuesto de Defensa- sería de 1.200 millones de pesetas, que es el montante de la deuda contraída por Spantax con Hacienda y con el Organismo Autónomo de Aeropuertos por impago de impuestos y cánones. En ese precio se incluye la valoración por unos 120 millones de pesetas por cada avión -según datos de la propia compañía-, pese a que el precio de adquisición en su día de los seis aparatos que en la actualidad están en condiciones de vuelo fue diez veces menor.

1.400 millones por avión

Por otra riarte, la adaptación de estos aviones comerciales para uso militar siempre supondría fuertes inversiones para el Ejército español. El coste de estas reconversiones tendría que ser a cargo del presupuesto del Ministerio de Defensa, porque, aunque la operación se llevase a cabo, Hacienda no tiene previsto en sus presupuestos una partida para ello. En ese coste figuraría no sólo el montante de la reconversión de los aparatos, sino la creación de una infraestructura y de un mantenimiento caros y concretos para estos aviones, que hasta ahora no tenían.Según un estudio publicado en una revista técnica -Avión Revue- el pasado mes de septiembre, la conversión de los Convair 990 Coronado en aviones-cisterna costaría 1.400 millones de pesetas por unidad, cuando un Hércules nucvo cuesta mil millones de pesetas. Esa adaptación, que no podría hacerse en España porque en este país no existe ninguna empresa capaz de llevarla a cabo, no supondría que los aviones se convirtieran en un enorme depósito de combustible para repostar a otros aviones en vuelo, sino en la utilización de su interior para alojar bidones. La capacidad de carga de estos aparatos, no demasiado elevada en comparación con la de otros aviones concebidos para esa función, se vería aún reducida por el peso de los bidones. Todo ello sin contar con el elevado consumo de estos aviones -razón por la que Spantax dejó de utilizarlos- y su escasa autonomía, que representa poco más de la mitad de la de un Hércules de los utilizados por el Ejército del Aire.

Según un ejemplo dado a EL PAIS, en caso de un conflicto en Canarias, en el que hubiera que defender la españolidad de las islas de una posible invasión, los aviones de caza tendrían que salir de las bases aéreas del sur de la Península. Una vez realizada su misión, deberían volver a sus bases, para lo que tendrían que ser repostados en vuelo, sobre el Atlántico, a mitad de camino.

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Mientras un Hércules, debido a su autonomía, capacidad de carga y funcionalidad podría esperar durante bastante tiempo sobrevolando el punto de encuentro, la llegada de los cazas, y abastecer a dos a la vez, un Coronado convertido en avión cistema no podría esperar mucho tiempo, salvo que se autoabasteciera con el combustible teóricamente destinado al repostaje.

Los aviones Conváir 990 Coronado, reconvertidos para uso militares, siempre estarían en desventaja frente a los Hércules que actualmente utiliza el Ejército español. Tanto desde el punto de vista económico como en el la operatividad, el Hércules, un avión concebido específicamente para estos fines, es superior.

Desde el punto de vista económico, aunque los 120 millones de pesetas en los que Spantax ha presupuestado cada avión para saldar su deuda con Hacienda no fuesen a cargo del presupuesto de Defensa, el coste de la operación de reconversión de estos aviones sí tendría que ser a cargo de su presupuesto. Si fueran readaptados para aviones-cisterna, el coste supondría 1.400 millones de pesetas más por cada aparato. Si, desechada esta opción, el Ejército pensase reconvertirlos en cargueros, el coste podría ser similar al que en su día se estudió para convertir en cargueros los DC-8 de Aviaco, cuyo precio unitario se evaluó en seiscientos millones de pesetas, razón por la que fue desestimada. En cualquier caso, el precio total por cada unidad de los viejos Convair 990 Coronado de Spantax, adaptados a funciones militares, sería igual o superior al de un Hércules totalmente nuevo.

En el plano operacional, el Hércules, tanto como avión de transporte de tropas y material bélico como para avión-cisterna, es muy superior a un Convair 990 Coronado convertido en avión militar. Al margen de tratarse de un avión moderno y diseñado específicamente para ese tipo de funciones, la autonomía de un Hércules es muy superior a la de un Coronado, y su consumo de combustible muy inferior. Mientras que un Hércules, cargado al máximo, consume unos 1.800 kilogramos de combustible por hora, el Coronado gasta casi cinco veces más. Al mismo tiempo, mientras que, por su estructura, un Hércules es capaz de alojar en su interior dos tanquetas, cuatro coches, material bélico pesado y tropas, en un Convair 990 Coronado eso sería prácticamente imposible por sus dimensiones, estructura, puertas y rampas. Finalmente, mientras que un Hércules es capaz de tomar tierra en una pista corta y casi improvisada, un Coronado, debido a su concepción, necesita una pista muy larga y en buenas condiciones, hasta el punto de que ni siquiera es capaz de aterrizar en algunos de los aeropuertos españoles.

En la actualidad, el Ejército español tiene doce aviones del tipo Hércules -cuatro de ellos como cisterna y los restantes para transporte de medio-largo alcance-, asignados al Ala 31 del Ejército del Aire. Posee también dos DC-8 para transporte, asignados al Escuadrón 401. Asimismo, para transporte de tropas de medio y corto alcance, el Ejército tiene los Caribú y los C-212 de Aviocar.

Mientras funcionan en todo el mundo unos 2.000 aviones Hércules, en el mundo sólo quedan doce aviones Convair 990 Coronado de los 37 que se construyeron en toda su historia. De los doce, diez están en poder de Spantax -sólo seis de ellos en vuelo-, que son objeto de la operación de canje por la deuda de 1.200 millones de pesetas que pretende la compañía de vuelos charter.

El undécimo lo tiene la NASA, en Estados Unidos, para realizar pruebas de neumáticos. El último de los doce Coronado que quedan en el mundo está en un museo suizo.

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