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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Los Juegos Olímpicos, objetivo para una comunidad

Tanto las personas como las colectividades necesitan unos objetivos inmediatos y unos objetivos abstractos, que sirven de marco y referencia; pero, además, necesitan un entorno que ofrezca unas expectativas que permitan proyectar el futuro.Tenemos claros los, objetivos marco establecidos de forma mayoritaria: la consolidación de la democracia y del Estado de las Autonomías en un clima de paz y consenso.

En contrapartida, las expectativas del entorno no son buenas. A la larga crisis económica iniciada en todo el mundo en 1973 no se le ve fin, ahora que ya no se hacen falsas promesas de inminente recuperación. La crisis ha comportado una ruptura del proceso de crecimiento de los años sesenta y ha sido la causa de un gran número de reestructuraciones y de cierre de empresas y esto, junto a la mínima generación de nuevos puestos de trabajo, ha producido un altísimo nivel de paro y un estancamiento, cuando no reducción, del poder adquisitivo, del consumo y del bienestar de la población inrpersa en una inflación no controlada.

Ni las personas ni las comunidades pueden vivir sometidas a largos periodos de intranquilidad y de inseguridad, porque pueden provocar la inhibición, el individualismo, el fatalismo o la desesperación. Corno mínimo, el porvenir crea una cierta aprensión en el ciudadano medio.

Superar la crisis

En consecuencia, el proyecto óptimo sería aquel que permitiese resolver y superar los aspectos negativos de la crisis actual. Desgraciadamente, este proyecto no existe, entre otras razones, porque, en buena parte, el problema es mundial y nadie le ha encontrado una solución total..

Por tanto, en su defecto,.el mejor proyecto será aquel que abra más expectativas favorables de futuro, mejorado la calidad de vida de las personas, y que pueda ser atractivo, prestigioso y estimulante, al mismo tiempo que ampliamente compartido por las personas, las opciones y las instituciones.

Sin duda, los Juegos Olfinpicos Barcelona 1992 es un proyecto válido porque reúne muchas de las condiciones ideales.

Es un proyecto noble y prestigioso que enlaza con nuestras tradiciones y afán de capitalidad bien entendida y de universalidad. Es un proyecto ambicioso, pero no utópico. Se trata de un reto, de un paso adelante, para amoldar el futuro y no ser simples receptores pasivos.

A su alrededor se pueden vertebrar diversas acciones con visión de conjunto que mejoren la calidad de vida y un gran número de personas se puedan identificar y sentirse aglutinados. Es un proyecto que crea trabajo tanto para las inversiones públicas que comporta como para las inversiones privadas que genera y estimula. Se produce en un periodo idóneo de realización, diez años, que al mismo tiempo lo pone a cubierto de especulaciones políticas.

De aquí la rara unanimidad que se ha producido a favor del proyecto Juegos Olímpicos 1992. Desde el apoyo de todos los partidos que figuran en nuestras instituciones políticas hasta los medios de comunicación, que responden con gran sensibilidad al interés de su pueblo, y que se han volcado en la difusión del proyecto.

Iniciativa discutlble

Todo el mundo sabe que en esta iniciativa pueden haber aspectos discutibles, polémicos, que se puedan considerar inoportunos e inadecuados y con los cuales se puede no estar de acuerdo. En peligros de desviación hacia situaciones de triunfalismo, de malbaratamiento, de relegación de otros proyectos o necesidades importantes existentes, pero es evidente que el conjunto de aspectos democrática actitud crítica para evitar los peligros, abona el proyecto.

No esperamos que los Juegos Olímpicos 1992 sea el proyecto que lo arreglará todo, que será el cuerno de la abundancia. Nos podría producir la decepción que han causado la Copa del Mundo de Fútbol.

El proyecto Juegos Olímpicos Barcelona 1992 puede contribuir a mejorar bastantes cosas con criterio de austeridad y de funcionalidad social estricta, pero sobre todo puede ser el motor y la excusa de esfuerzo y de trabajo en común en una serie de acciones y de decisiones que podrían constituir un buen revulsivo ante una realidad poco comprometedora, convirtiéndose en un objeti vo para la comunidad. Para la comunidad de nuestra área inmediata de población, para la comunidad catalana, y para toda la comunidad de España.

Romà Cuyàs Sol es delegado del alcalde de Barcelona, Narcis Serra, para la preparación de la candidatura olímpica para 1992.

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