Lo psocialmadriles
Este matutino ha informado de que el voto psocialista, en Madrid, superó en más de medio millón de papeletas a otras formaciones políticas. A partir de ahora (y quizá desde los tiempos de Chueca, brillantemente recreados por Haro-Tecglen en reciente artículo) se puede hablar ya de lo psocialmadriles.Galdós tuvo una época en que sólo leía y hablaba de Madrid. Yo creo que madrileñismo (aunque eso esté tan desacreditado) y socialismo a la madrileña llegan a ser en Galdós un todo (como antes en Quevedo, Vélez, Torres Villarroel, Larra; como después en Cela, y no precisamente en La Telecolmena). Una teoría social corporalizada en una comunidad es la materia insondable sobre la que puede trabajar toda la vida un escritor, un político, un sociólogo, un historiador. Vengo de Barcelona y lo que más he firmado allí son mis libros de tema madrileño. Me ilusiona que me pidan un artículo para El Mon, semanario en catalán. Lo psocialmadriles es un anticasticismo abierto al mundo, un mancheguismo ilustrado, los argots canallas de Valle-Inclán, que él torna de oro para denunciar la canallada de la Villa. Son un porcentaje del cincuenta y tantos, los votos psocialmadriles, contra el treinta y tantos de la muy noble, leal y comprensiva oposición.
Madrid ha vivido siempre en socialista (precisamente por tener muy cerca las herméticas ciudadelas del Poder), desde el motín de Esquilache a la inmensa chamarilería del Rastro, donde nací, que es como la revolución de las cosas y el inventario difunto y en lote de la señora marquesa, ay si levantara la cabeza.
El otro Madrid, el castillo famoso, cerrado a la morería remorena de los Felipes de ayer/siempre, queda metaforizado bellamente en esa casa noble de La Latina que nos ha descrito Jaime Salinas en estas páginas, almena de incomprensión cerrada al resol constitucional y abierta al Papa Woityla, estos días, no sé qué Papa, porque Juan Pablo II está diciendo tantas verdades sociales/socializantes como Alfonso Guerra, sólo que sin la ironía. Felipes dinásticos en bronce y Felipes moriscos que suben del hondo Sur, que llevan siglos subiendo y ahora han llegado hasta el Gobierno. Los organillos y las pianolas de cuando Madrid era una verbena, hacen sonar el rollo pablista por las esquinas del paro y se ve mejor que nunca, por ese medio millón de votos, que el psocialismo de don Pablo Iglesias es un casticismo del revés, o sea del derecho, la verdad de este pueblo que al fin escapa de sus zarzuelas, sainetes y géneros chicos, como Alfonso del Real escapa de un musical anglosajón con fondo de Bernard Shaw, para protagonizar espontáneamente al español bajito y marchoso. El público estrenista/progresista le aplaude mucho en My Fair Lady. Es la inteIigentzia aplaudiendo al puebloprometeico que no sabe nada de Prometeo. Precisamente la Fundación Pablo Iglesias anuncia unas Conversaciones sobre poesía joven española, en el Ateneo, con intervención de Clara Janés, César Antonio Molina, Ramón Yrigoyen, Luis Antonio de Villena, el singularísimo Luis Alberto de Cuenca (que tuve el honor de descubrir/premiar en remoto certamen), Azúa, Barnatán, etcétera. Todo el pasotismo/dandismo,de las últimas mocedades. Qué felizmente lejos los organillos del casticismo vindicativo. Madrid, si es algo, es una síntesis Ateneo/Casa Labra (vinos y comidas), síntesis que cristaliza de siglo en siglo: Lope, Espronceda, Cadalso, Valle, Iglesias, Ortega, Azaña.
Madrid es el Ubu rey de Alfred Jarry en Lavapiés, Sala Olimpia, Teatro de Muñecos y Máscaras. La imposible síntesis vanguardia/casticismo que consiguen Ramón/ Cansinos/Gerardo asomados a babor del Viaducto (el Viaducto en sí es un ready/meade entre funcional y casta). Lo psocialmadriles viene de lejos.
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