Eliahu Inbal reaparece con Henri Dutilleux, un clásico del siglo XX
El director Eliahu Inbal, actual titular de la Orquesta de la Radio de Francfort, es bien conocido de nuestro público, que le recibe siempre con satisfacción, seguro de que un concierto suyo es siempre un buen concierto. En su reaparición con la Orquesta Nacional, Inbal, junto a la Séptima sinfonía beethoveniana, portaba una obra y un intérprete casi inéditos entre nosotros y enormemente prestigiados más allá de los Pirineos. La obra, Todo un mundo lejano, de Henri Dutilleux; el intérprete, Fréderic Lodeón, un violonchelista en alza.Entre los muchos casos de flagrante desinformación que sufre nuestro público, el de Henri Dutilleux es de los más notorios. Se trata de un compositor llamado a figurar -si es que no figura ya entre los clásicos del siglo XX. Sus dos sinfonías, especialmente la segunda, Métábolas y Todo un mundo lejano, para violonchelo y orquesta, escrito a petición de Rostropovitch, bastarían para cimentar el más sólido prestigio.
Todo un mundo lejano, sobre Baudelaire
Orquesta Nacional de España. Director: E. Inbal.Solista: F. Lodeán. Obras de Dutilleux y Beethoven. Teatro Real. 5, 6 y 7 de noviembre.
Dueño de una formación muy amplia, heredero de una suma de tradiciones francesas y, a la vez, conectado con el pensamiento y la sensibilidad de su tiempo, Dutilleux (1916) concreta en Todo un mundo lejano (título que procede La cabellera, de Baudelaire), su permanente inclinación hacia la poética baudelaireana, tanto por "la necesidad de soledad y evasión hacia el mundo impalpable de los sueños" -como anota Pierrette Mari-, cuanto por la "creencia en un trabajo paciente y en la necesidad de la palabra justa".
Actitud estética
Así, si casi toda la producción musical de Dutilleux, y hasta su misma personalidad y actitud estética tienen mucho de baudelaireanas, en Todo un mundo lejano el compositor parte de cinco textos de Las flores del mal, no para glosarlos ni para ilustrarlos musicalmente, sino para despertar, "a través de la música, algunos de sus armónicos más íntimos y secretos". Los cinco fragmentos de carácter variativo, tanto técnica como psicológicamente, conforman un total de fuerte estructura y precisa ambientación dentro de un pensamiento y un lenguaje que avanza el impresionismo hasta nuestros días por caminos distintos a los de Boulez.Música de extraordinaria belleza, en la que el violonchelo, con su difícil y encantatoria parte se erige en símbolo de la voz poética, está realizada con la suprema maestría del más perfecto artesanado. Dutilleux, en cada uno de los tiempos, encuentra "el momento que esconde el misterio", por decirlo con palabras de Luis Cernuda, "para desentrañarlo y, haciéndolo suyo, revelarlo".
En Madrid, Todo un mundo lejano fue estrenado por Tortellier en 1978, con la Sinfónica de RTVE. Ahora, la también excelente versión de Fréderic Lodeón, derivada tanto del estilo francés como del magisterio de Rostropovitch, logró adueñarse del público de los viernes, a lo que contribuyeron la Nacional y su director invitado, Inbal, un intérprete creativo.
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