"La violencia ofende a quien la practica", dijo Juan Pablo II a la juventud vasca

A través del recuerdo del atentado que él mismo sufrió en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II volvió a condenar la violencia, en el discurso pronunciado en el País Vasco. Tras rendir un homenaje a la generosidad de la juventud vasca, el Papa se dirigió a quienes pudieran estar tentados "por ideologías materialistas y de violencia", afirmando que la violencia no es un medio de construcción. Ofende a Dios, a quien la sufre y a quien la practica".Sin embargo, el tema central de su homilía tenía por destinatarios a los superiores religiosos de órdenes fundadas por españoles, que se habían dado cita en Loyola, cuna del fundador de los jesuítas, cuyos onflictos con el actual Papa siguen pendientes de solución. El Papa volvió a recordarles que espera de ellos más energía en el uso de la autoridad y una mayor colaboración con los obispos del lugar.

De la casa noble de Loyola, al castillo de Javier, para hablar a los misioneros. El Papa recordó los todavía cercanos tiempos en los que esta tierra se mostraba pródiga en vocaciones religiosas y misioneros. Juan Pablo II les invitó a "recobrar y conservar tan excelso patrimonio de virtud y servicio a la Iglesia". A un Papa, visiblemente fatigado y expuesto durante todo el día a un viento huracanado, le aguardaba todavía la tercera etapa de una agotadora jornada: Zaragoza. Primero se encontró con los enfermos a los que, superando su cansancio, dedicó unas emotivas palabras. Luego, el acto mariano, en el curso del cual Juan Pablo II evocó la contribución hispana al citado culto.

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