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Los actores, salvados por el apuntador

La primera jornada bursátil de este mes comenzó exactamente con la misma tendencia que ya traía de días anteriores; esto es, ninguna. La nota más característica de la sesión fue la falta de definición en todos los actores del mercado, y ya que de actores se trata, cumplieron con su papel mejor o peor. Y pudieron hacerlo gracias a que contaban con un apuntador de calidad que, al igual que el pasado viernes, supo dar tranquilidad a todos y salvó el espectáculo.Han transcurrido ya varios días desde la publicación de los datos electorales que daban el triunfo a los socialistas; la Bolsa aún no lo ha digerido y no sabe obrar en consecuencia. La posibilidad de que ocurriese un hecho tan insólito no estaba en los manuales tradicionales, y de ahí la ausencia de acción que se deja sentir en los parqués.

Todos, o casi todos, parecen esperar una señal que va a ser difícil identificar, ya que no se sabe bien en qué consiste, pero es evidente que se espera algo y que debe venir del terreno político. Estamos ante el fin de una corriente de política económica y en espera del inicio de otra nueva, y es completamente lógica la incertidumbre que padece el mercado, máxime si se tiene en cuenta que el mercado de valores no está atravesando un período de esplendor.

Las cuatro Bolsas españolas apenas movieron ayer sus indicadores generales, que en esta ocasión fueron un fiel reflejo de la sesión. Madrid y Barcelona bajaban doce y diez centésimas y Bilbao y Valencia subían cinco y ocho, respectivamente. Las repeticiones fueron, quizá, la nota más señalada de la jornada, junto con el escaso volumen de negocio.

En el mercado catalán se hicieron notar las ausencias tanto de órdenes de compra como de venta, y la sesión estuvo marcada por la falta de público, el escaso negocio y la indecisión, factores que son aplicables también a las otras tres Bolsas. Quizá influido por el calendario, un operador del mercado de Barcelona señalaba el tremendo parecido de la sesión con un tradicional velatorio.

En Madrid destacaron dos grupos: el bancario y el químico. El primero de ellos mostró un cierto equilibrio entre la oferta y la demanda, al menos en los saldos de caja de los siete grandes. Popular, Santander y Vizcaya tenían un saldo comprador de 14.500 títulos, que se veía anulado por los algo más de 18.000 que presentaban los otros cuatro del grupo, con lo que al final, para el conjunto, quedaba un saldo vendedor de casi 4.000 acciones. Vizcaya, Central y Popular aprovechaban la situación para ganarse un par de puntos, uno el Santander y el resto repetía el cambio anterior.

En el sector de las químicas hubo también abundancia de repeticiones, siendo las compañías petroleras las que propiciaron la ganancia del índice sectorial, que llegó a remontar casi un punto el del viernes pasado. El resto de los grupos se mostró sumamente discreto.

Para hoy no se esperan cambios en cuanto a la dinámica propia del mercado, y tampoco parece que de fuera vayan a llegarle influencias. La Bolsa se encuentra en espera de destino, extraña situación para un mercado de valores, que se resolverá cuando la política económica del futuro Gobierno empiece a dar señales de vida.

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