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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Al Papa

Verá usted, Santidad, con perdón, anoche se lo explicaba Haro-Tecglen al banquero argentino Coco Rossi, cenando en Prost:-Lo que busca el pueblo español, votando socialista, es el centro perdido.

Y no se refería, claro, a la Unión de Centro Democrático, que eso fue verdura de las eras (don Jorge Manrique cenaba en la mesa de al lado: fue casi tan buen poeta como San Juan, sobre el que usted hizo una admirable tesis estudiantil). O sea, Santidad, ahora que está usted en Madrid, por los periódicos mayormente, que quien ha ganado estas elecciones no es un partido político, sino el pueblo, la gente española, el personal, que siempre que le dejan explicarse, se explica con lo mismo. Aquí, Santidad, y usted me entiende, que le sobran luces naturales y sobrenaturales, no ha ganado un partido sobre otros, sino el pueblo sobre el protocolo, la calle sobre los palacios oficiales de piedra carolina y blanca de Colmenar, la basca sobre la Historia, lo consuetudinario y machadiano (Machado era otro que había, tipo San Juan, pero con sombrero) sobre la pompa y la circunstancia. No sé si me explico, Santidad. Don Ramón Serrano Súñer, que quiso meterle una ideología a la praxis de Franco y que tuvo tratos con su casi remoto antecesor Pío XII (Pío XII se le aparecía a un chico de mi infancia, que iba para cura, durante la guerra mundial, en San Pedro Latarce, Valladolid, en el corral), don Ramón Serrano podría contar (ni a mí me lo cuenta, y eso que somos troncos) cuál fue la relación Pío XII / Hitler durante la Mundial, pero aquí en España hemos tenido papas hasta valencianos, o sea que da usted, Santidad, con un pueblo fiel, pero cachondo. Aguirre / Banesto es más católico que sus cuentacorrentistas, por ponerle un ejemplo. Yo a mi gata, la Punkita, le doy estreptoenterol, para la tripa, que anda como así, y a lo mejor es por no llevarla a bendecir.

Le cuento estas cosas, Santidad, para que se lleve usted un baldosín de la España real, que le están mareando a usted con tanta España oficial. El luminal está muy vigilado en las farmacias, pero las mocedades españolas, que ya no son pilaristas ni de los jesuitas ni de la JOC, se flipan con lo que haya, hasta jarabe de la tos con optalidón, porque "el hombre es un ser de lejanías" (Heidegger, Santidad, usted me entiende, casi un teólogo) y hoy, en España, no hay lejanías para la juventud sin porvenir: ni un primer empleo ni un primer amor. Las visitas papales están bien, pero no bastan. O sea que sólo queda la lejanía del englobe. Teresita González Quevedo, una niña virgen de los cincuenta, esperando muerta que usted la beatifique, a ver si le ponen eso a la firma. Pero las gachilillas españolas han pasado de Teresita González Quevedo a Alaska / Olvido / Pegamoidad. Ya ve. Algunas hasta leen inglés de corrido. Las del pico y el queso me mandan besos dulces. Chaparrita la divina iba por las mañanas al templo para re zar, que era una chica topolino de postguerra, pero ahora le pegan a la anfeta, que es otro fervorín. En Toledo, sin que el cardenal prima do, don Marcelo González, tenga nada que decir, el alcalde le da homenaje a Alberto Sánchez, el mayor escultor español del siglo, que nació panadero toledano y murió exiliado en Moscú. Esta España panadera y de forja es la que Su Santidad tendría que conocer Aquí tenemos jesuitas que levantan el puño, como Llanos y Díez Alegría. Eso no pasa con el Opus, más vale. En Look se hacen fiestas paganas (aunque "pagano" sólo viene de pago: lugar), y el mismo día hay misa por Morales Oliver, un Don que glosaba a Santa Teresa que era cosa de oír. Somos contradictorios, Santidad.

Aquí le pinto, Santidad, un Madrid socialista, católico y sentimental. Cabe más Cristo en las comunidades de base vallecanas que en las homilías, Santidad, usted lo sabe. Cristo, aquel reventado genial, a lo mejor no está en su Misa, Santidad, porque está debajo, en el Metro.

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