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La población de Varsovia rindió homenaje a Solidaridad y a los muertos de Katyn

La población de Varsovia conmemoró ayer sus muertos con motivo del día de Todos los Santos y rindió homenaje al sindicato clandestino Solidaridad y a los soldados polacos muertos en Katyn durante la segunda guerra mundial.A pesar de un tiempo frío y nublado, numerosas personas colocaron flores, recientemente cortadas, ayer por la mañana sobre las cruces florales instaladas en el suelo, delante del pórtico de la iglesia de Santa Ana o de la iglesia de las Visitadoras, en pleno corazón de la ciudad antigua. Desde la proclamación del estado de sitio en Polonia, el 13 de diciembre de 1981, las cruces que surgen en todo el país perpetúan el espíritu de Solidaridad.

Al pie de las cruces, pedazos de carbón fueron depositados en memoria de los nueve mineros de la mina de Wujek muertos por la policía tras la proclamación de la ley marcial y en memoria de las tres víctimas de la cuenca minera de Libin, caídas durante los graves incidentes con las fuerzas de orden público el pasado 31 de agosto.

"Bendecidos sean aquellos que sufren por la justicia", era el eslógan que se podía leer al pie de una de las dos cruces.

El domingo fue el primer día en que la población de Varsovia se desplazó masivamente hasta los cementerios de la capital donde han sido construidas tumbas simbólicas en memoria de los 5.000 oficiales polacos exterminados en Katyn, en el bosque de Smolensk (Unión Soviética). No está claro si la responsabilidad de la matanza incumbe a la Alemania nazi o a la URSS.

Las inscripciones sobre las tumbas simbólicas rezan: "Para aquellos que murieron por la patria y la verdad", "descansa en paz, héroe, los polacos honrados se inclinan ante ti". Una fotografía del papa Juan Pablo II figuraba en buen lugar junto con numerosos emblemas e insignias de Solidaridad.

Una concentración popular es taba también prevista en el cementerio de Powazki, según informaciones difundidas por los círculos sindicales de la capital polaca.

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El cardenal primado de Polonia, monseñor Josef Glemp, que se encuentra de viaje en España, declaró el pasado fin de semana en Italia que las sanciones norteamericanas contra el régimen polaco son esencialmente sufridas por el pueblo polaco. Glemp agregó que la Iglesia polaca no respalda el llamamiento a la huelga de Solidaridad para el próximo 10 de noviembre, "porque hemos observado que tras cada manifestación de protesta se produce un aumento de la opresión".

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