El rigor de Nicanor Zabaleta
Si es cierto que Moreno Torroba inició su carrera en el género sinfónico, no lo es menos que su popularidad la alcanzó en el campo de la zarzuela. Así ha querido recordar al autor de Luisa Fernanda la Sinfónica de RTVE a través de uno de los títulos preferidos por el maestro: Monte Carmelo, cuyo sencillo preludio abrió el último programa dirigido por Odón Alonso. El público aplaudió la página de Torroba, de quien están programados un concierto para guitarra (RTVE) y otro para piano (ONE).Reaparecía en Madrid, y para los seguidores de la radio y televisión, el gran arpista Nicanor Zabaleta, después de una enfermedad ya felizmente remontada y de la recepción del Premio Nacional. de Música.
Obras de Moreno Torroba, Gliere y Chaikovski
Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Odón Alonso. Solista: Nicanor Zabaleta, arpa. Teatro Real. 30 y 31 de octubre.
El guipuzcoano universal, justo representante de la generación de 1927, posee un amplio repertorio que, por otra parte, él mismo ha contribuido a ampliar, de manera que es fácil que en cada una de sus actuaciones protagonice una partitura diferente.
Ahora nos trajo el Concierto, de Gliere, el curioso compositor so viético (Kiev, 1875-Moscú, 1956) cuya personalidad circuló por di versos cauces y estilos, desde un academicismo chaikovskiano a un realismo socialista y, todavía más, a la práctica de una música oficialista. Otras veces, el músico investiga y explota elementos exóticos o, como hoy se dice con mayor seriedad, extraeuropeos: árabes, persas, turcos, como los que dan lugar a la ópera Shak-Senem. En fin, habría que recordar su tarea pedagógica desarrollada en el Conservatorio de Moscú durante cuatro lustros a partir de 1920. Gracias a ella, buen número de compositores de la Unión Soviética aprendieron las características de una técnica que cuadraba bien con el neoconservadurismo estético imperante.
El Concierto para arpa data de 1938 y, además de estar muy bien escrito para el solista, es una obra, amable y sin mayor trascendencia. Melodismo fácil -levemente conectado con la tradición popular-, armonía y orquestación clara y simple y poco más. Lo más sobresaliente fue sin duda la interpretación de Zabaleta, cuyo rigor musical ennobleció unos pentagramas constantemente amenazados por el peligro de la vulgaridad. A no ser que consideremos la partitura de Gliere dentro del género unterhaltung, o sea, música de entretenimiento.
En la segunda parte, Odón Alonso y los sinfónicos de RTVE lograron un triunfo muy notable con la familiar Quinta sinfonía de Chaikovski. Triunfo justo, pues tanto el director titular como -el conjunto de profesores interpretaron y tocaron muy bien, consiguiendo calidades sonoras muy bellas y un aliento pleno de vida y plasticidad,
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