Crónica de un filme no estrenado
Jacques Perrin, que obtuvo sus mayores éxitos profesionales con Valerio Zurlini en La chica con la maleta y Crónica familiar, compró en 1966 los derechos de una de las más importantes novelas de la literatura italiana contemporánea, El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati.Durante diez años, Perrin intentó comenzar el filme en diversas ocasiones y con diversos directores: Jean-Louis Bertucelli -que escribió el guión junto con André Brunelin-, Pierre Schoendoerffer, Micklos Jancsó y Michelangelo Antonioni. La dureza y complejidad del proyecto era tal, que todos se arrugaron antes de comenzar el filme.
Por fin, en 1976, Perrin consiguió enrolar en la aventura al director que más había contribuido a su fama como actor. Era Valerio Zurlini, que, desde el éxito de Crónica familiar, no había hecho otra cosa que saltar de fracaso en fracaso.
Michelle de Broca se alió en la producción con Perrin, y este pasó a engrosar un sonoro reparto, junto a Max von Sydow, Philippe Noiret, Giuliano Gemma... Todos ellos se fueron con Zurlini a los confines del Irán a fijar en celuloide la parábola. El filme, sin concesiones, duro y sutil, fue la última etapa y el último fracaso del talento de Zurlini.
