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XXVII edición de la Semana de Cine

La difícil resurrección de los marginados.

El aislamiento total o la formación de pequeños grupos desconectados entre sí, la falta de dinero y la producción independiente son las únicas características comunes de los cineastas independientes americanos. José Ignacio Fernández Bourgón, coordinador del ciclo presentado en la Seminci y gran conocedor de este cine, asegura que a nivel estético no existe ningún vínculo, que no se puede hablar de cine independiente como una corriente unitaria, sino que cada cual anda por su lado o en minúsculas asociaciones. Se da el caso curioso de que muchos de los directores que han presentado películas en el festival vallisoletano se han conocido en la capital castellana.Fernández Bourgón ve en ello una gran diferencia con lo que sucede en España: "Los americanos adaptan sus proyectos al dinero disponible con tal de hacer cine, mientras que aquí ocurre a la inversa y eso, de alguna forma, impide el florecimiento del cine independiente español". Resulta significativo el hecho de que Vacaciones permanentes, de Jim Harmusch, costase sólo 12.000 dólares (menos de millón y medio de pesetas) incluidas las tres copias existentes El regreso de los siete de Secaucus, primer filme del novelista John Sayles, "no salió por más de 30.000 dólares y Kuchar ha rodado obras maestras del cine underground con 5.000 dólares".

La financiación

Revelador es también el caso del The Wobblies, un documental sobre un sindicato de corte radical y anarquista, nacido a primeros de siglo en Estados Unidos. Su director, Deborah Shaffer, iba a afrontar la filmación con 10.000 dólares "y pensaba adaptarme a este presupuesto", pero recibió una ayuda de una fundación y sin modificar sus planes primitivos pudo hacer una película más a su gusto. Jorge Ulla, cubano exiliado en Estados Unidos y autor de Guaguasi, emplea una frase muy significativa para explicar la búsqueda del dinero necesario para producir estas obras independientes: "Envejece uno de despacho en despacho y las úlceras acaban por ponerse de fiesta". Ulla rodó su película en la República Dominicana en sólo 33 días y todo el equipo fue detenido en el aeropuerto de la capital dominicana cuando iban a emprender el regreso, porque no habían pagado unas facturas. "No nos daba el presupuesto. Al final lo arreglamos, pero esto te indica lo que sufrimos para hacer cine".

El tema Hollywood sale a relucir inevitablemente. El cine independiente surge como alternativa al convencional, al de consumo, al de las grandes empresas, el rechazo al mundo de Hollywood es unitario, aunque con matices. Mientras Jorge Ulla asegura que haría una película en estudios convencionales si se lo propusieran y siempre que las presiones no modifiquen esencialmente su proyecto, Deborah Shaffer se niega a admitir esta posibilidad. "Hollywood no me interesa para nada, no iría bajo ningún concepto, ahora bien, esto no quiere decir que no intente que mis películas adquieran la máxima difusión posible, y eso se puede lograr montando nosotros nuestras propias redes". Estas metas han llevado ya a pequeños grupos de cineastas independientes a organizar su propia estructura Así nació la IVF, una especie de empresa de servicios que coordina y busca salas de proyección, como la Independent Feature Proyect que organiza anualmente el mercado del cine independiente dentro del Festival de Nueva York, y la First Run Features, cooperativa distribuidora que busca salas comerciales para estrenar películas.

La valoración global es imposible por la falta de uniformidad de la muestra, donde han entrado desde la New Wave a la parodia o el cine "subversivo", pasando por el documental (género que Shaffer quiere reivindicar corno cine mayor y de creación) o la defensa de las minorías. Pero, pese a esas diferencias, se han visto cosas interesantes, posibles bases del cine del mañana. "Yo no creo, en la producción convencional, ya sea privada o estatal", señala Fernández Bourgón, "y por eso me parece que esta forma de hacer cine tiene mucho que decir, porque garantiza la libertad de creación y permite aprovechar a tope la imaginación del realizador. Las nuevas formas creativas, la experimentación, sólo puede. salir de aquí".

Fernández Bourgón va a proponer al comité de dirección de la Seminci la proyección el próximo. año de un ciclo dedicado a cineastas negros. "Esta minoría racial es la que más y mejor cine está produciendo. Al ciclo actual sólo ha venido una película, Matarife de ovejas, de Charles Bournett, que es representativa, pero hace falta más descubrir en España a estos cineastas de color que están creando un auténtico género. Tratan de recuperar un, cine de negros que brotó allá por los años veinte y que es prácticamente desconocido en Estados Unidos. Están logrando un sentido del ritmo distinto y una utilización tan diferente de la música que a este género, se le llama "cine-blues". "La minoría hispana", agrega, "lo tiene peor. Está más marginada y tiene, por tanto, más, dificultades para conseguir financiación. Además, carece de tradición cinematográfica y se encuentra con la barrera del idioma".

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