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Ciriaco de Mita triunfa sobre las 'corrientes' de la DC italiana

Juan Arias

El Consejo Nacional de la Democracia Cristiana italiana (DC) concluyó ayer sus reuniones en Roma con un nuevo triunfo de su secretario nacional, Ciriaco de Mita, que ha conseguido unificar el partido de la mayoría relativa por encima de corrientes. De Mita ofreció a los socialistas un pacto de Gobierno para siete años y afirmó que el Partido Comunista (PCI) es una alternativa de poder respecto a la DC.

Con De Mita, Italia tiene un nuevo líder político, que se está revelando ante admiradores y adversarios como una de las personalidades llamadas a tener un gran papel en el inmediato futuro de este país. Paradójicamente, nace de las filas de un partido que parecía condenado al declive político.Alcanzó la secretaría nacional democristiana hace seis meses, alcanzando un sonado éxito frente a la derecha de la DC. De Mita es una mezcla explosiva de eficacia norteña (se formó en la escuela industrial de la burguesía de Milán) y de fantasía meridional (es hijo de la tierra pobrísima del sur).

Ayer, con su importante discurso ante el Consejo Nacional, que es el órgano supremo de la Democracia Cristiana, ha logrado el primer milagro de reunificar el partido sin aceptar el chantaje tradicional de la minoría, que siempre pretende para estos acuerdos un específico peso de poder dentro del partido.

De Mita quiere acabar, con las criticadas corrientes o grupos de poder dentro del partido y habla sólo de "grupos de opinión, de pluralidad de puntos de vista", es decir, acepta sólo la dialéctica política.

Después de haberse definido últimamente como un "liberal anglosajón", De Mita, que es católico, se presenta como el secretario nacional más laico que nunca haya tenido la Democracia Cristiana, y también como el más intelectual.

Comentando los resultados del Consejo Nacional, clausurado ayer, República tituló a toda página: "De Mita ha conquistado a toda la Democracia Cristiana".

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Pero si el discurso de cincuenta páginas de De Mita al Consejo Nacional ha tenido un mérito, ha sido el de la claridad, cosa a la que muy poco estaba acostumbrada la política tradicional de su partido. Ha presentado el siguiente panorama de la vida política italiana: el Partido Comunista es una alternativa de poder a la Democracia Cristiana por origen, cultura y visión política. No puede, pues, gobernar junto con la DC.

Considera que, por el momento, la cuestión comunista continúa siendo el tema central para poder resolver el problema de la que él ha llamado la democracia paralizada del país. A los comunistas, De Mita les ofrece ahora la posibilidad de un pacto de desarrollo económico; a los socialistas el secretario democristiano les considera competidores con la DC.

Por el momento, puesto que ninguna alternativa válida se presenta posible en la actualidad, De Mita ofrece a los socialistas un pacto de Gobierno para los próximos siete años, con un programa común y con reformas institucionales, junto con republicanos, socialdemócratas y liberales.

Y esto, dice, para contribuir juntos, precisamente, a preparar para este país "una verdadera alternativa política". Y es éste el punto que más críticas ha recibido desde el sector más conservador de su partido: "Un partido, ha dicho, por ejemplo, Donat-Cattin, debe luchar para seguir, si puede, cuatrocientos años en el poder, no para preparar la alternativa contra sí mismo".

Pero este desafío de De Mita a las otras fuerzas competidoras constituye, precisamente, su mayor fuerza y prestigio político.

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