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Amplio eco mundial por la muerte de Ana, hija de Sigmund Freud

La importancia de Ana Freud, hija menor de Sigmund Freud, que falleció el pasado sábado, como pionera en el estudio sistemático de la vida mental y emocional de los niños ha sido destacada en los últimos días por los medios periodísticos y científicos al hacer el balance de su vida y obra, ambas marcadas por la reclusión y la modestia.

Ana Freud, que contaba 86 años de edad, murió en su casa londinense del barrio de Hampstead, la misma casa que habitó su padre cuando abandonó Austria tras la invasión nazi en 1938, y donde murió en 1939. Dedicada desde los primeros años de la guerra al cuidado de los niños huérfanos de guerra, Ana Freud tuvo una intensa vida de estudio y trabajo, y una modestia poco corriente al juzgar su obra.

Dos de sus obras fundamentales, El tratamiento psicoanalítico de los niños y Psicoanálisis para profesores y padres, fueron publicadas en los últimos veinte años. Dos años antes de establecerse en Londres había publicado El ego y los mecanísmos de defensa, que se ha convertido en un texto fundamental sobre el desarrollo del niño.

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