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Importantes subidas en las cuatro bolsas

Los mercados nacionales de valores experimentaron ayer unas abultadas diferencias positivas que fueron justificadas, por alguno de los expertos que concurren a diario a las reuniones, en las declaraciones que el líder socialista, Felipe González, realizó anteayer en Segovia, en las que manifestaba su fe en el futuro de los mercados de acciones. La realidad, por prosaica que pueda parecer, es que se observó, desde primeras horas de la mañana, una importante retirada de órdenes vendedoras, especialmente apreciable en los corros eléctricos, y que fue la causa técnica que justificó la evolución positiva de los precios de los valores más significativos.

Las órdenes compradoras de diversa paternidad que se observaban al inicio de las reuniones eran sensiblemente similares a las de reuniones anteriores: algunas órdenes de extranjeros, picos que demandaban varias sociedades de inversión y la aportación de los incondicionales del optimismo que quieren ver en cualquier circunstancia una coyuntura favorable para la evolución positiva de las cotizaciones.

Tan pronto como se pudo observar que las declaraciones de los responsables de la política económica del PSOE albergaban todo un cúmulo de buenas intenciones en relación a los valores eléctricos, nacionalización únicamente de la distribución de la alta tensión y apoyo al mantenimiento de los dividendos del sector en torno a sus valores actuales, los especialistas se apresuraron a cambiar el signo de sus órdenes y las sesiones terminaron por resultar todo un festival de optimismo.

Las únicas observaciones que se atrevían a realizar los observadores más reticentes se basaban en el hecho de que toda la reacción había sido generada por los elementos internos del mercado, sin que los ahorradores hubiesen tenido ningún tipo de participación efectiva en ella. Y precisamente por esto, en el momento en que estos inversores comiencen a ponerse nerviosos o estimen que las plusvalías acumuladas son suficientes se puede volver a invertir la tendencia del mercado.

Pero lo cierto es que, por el momento, todo era perplejidad y alegría en los mercados, y los avances de los índices generales de los mercados -superiores a los dos puntos en las cuatro bolsas-, constituyen una subida récord que será difícil de superar.

A la euforia compradora de los valores eléctricos se sumaron, a toda prisa, la práctica totalidad de los valores que se negociaban. Entre los espóntáneos destacaban los bancos, que en Madrid sumaban cinco puntos a sus precios anteriores, con la excepción del Popular, que aprovechaba más a fondo las posibilidades que le presentaba el mercado.

Los saldos que presentaban estos títulos no resultaban ni mucho menos estrepitosos, e incluso Hispano y Vizcaya ofrecían una pequeña mayoría de títulos puestos a la venta.

Lo que aún queda por establecer es la consistencia de esta reacción. Los nervios de los responsables de las principales carteras institucionales son los últimos responsables del futuro inmediato de los mercados de acciones, y si éstos fallan, o se ven acometidos por la prisa vendedora o la desconfianza, lo de ayer será poco menos que flor de un día.

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